El Madrid se regala una goleada aliviadora

El primero en lograr la redención fue Karim Benzema. Inspirado en el césped en los últimos tiempos, repitió modus operandi y alojó en el fondo de la red el balón en sus dos primeros acercamientos. El primero aconteció al recoger un balón en el caos y el segundo al cabecear un magnífico servicio de Cristiano Ronaldo en el único gesto de generosidad que desprendió el portugués en el partido. Nada mejor para el francés que un buen puñado de goles para superar una semana en la que fue señalado hasta por los políticos franceses por su implicación en el caso de intento de chantaje por un presunto vídeo sexual a su compañero de selección, Mathieu Valbuena.

No sólo lució el '9' blanco. Cumplió todo el equipo la exigencia del entrenador: no bajar el ritmo. Isco se movió con soltura por la zona de los mediapuntas gracias a la libertad concedida, James aportó la clarividencia que echaba de menos el Santiago Bernabéu y Casemiro forzó con su habitual agresividad. Pero el héroe del Santiago Bernabéu fue Cristiano. El portugués devoró a un adversario sin capacidad de respuesta y con un guardameta con tanto miedo al de Madeira que le regaló el tanto que rompió la sequía de Cristiano con lanzamientos de falta (199 días sin marcar a balón parado). Para desgracia del club del sur de Suecia el primer regalo antes de las navidades abrió el apetito de un Ronaldo que hasta entonces se había tropezado con el portero en su afán por volver a marcar. Claro que en un día en que todo iba de cara 'CR7' sólo tuvo que esperar como al servicio a domicilio que le colocaba balones en el área rival. Así sumó hasta cuatro goles en el partido, un récord de 11 tantos en la fase de grupos que nadie hasta hora había alcanzado, al tiempo que recuperó la autoestima de un hombre contrariado por su mala racha en los últimos tiempos.

Del equipo sueco lo único que se vio en el Santiago Bernabéu fue su debilidad en defensa -generosa hasta el punto de que nunca el árbitro se vio obligado a enseñar ninguna tarjeta amarilla-, especialmente en su banda izquierda, porque sólo se acercó en dos ocasiones en la primera parte y ni siquiera entonces Kiko Casilla tuvo que intervenir.

Récords y energía positiva

No obstante, la exhibición rematadora de Cristiano Ronaldo se mezcló con el reencuentro del grupo de Chamartín. Incluso los blancos se acercaron a Denís Cheryshev para celebrar el cuarto gol con la intención de animar al joven. Hasta un centrocampista con pocos minutos como Kovacic pudo rascar una muesca de una goleada sin historia técnica pero con muchos triunfos psicológicos para el vestuario blanco. 'CR7' volvió a hinchar su ego, Benzema se olvidó de sus líos extradeportivos y hasta Cheryshev pudo salir un rato a ser arropado por los aficionados -aunque los aplausos fueron discretos-.

Para los archivos quedó el récord de Cristiano Ronaldo y una goleada inusitada -sólo el Liverpol había conseguido en una fase de grupos de la Liga de Campeones-, que siempre podrá esgrimir Benítez cuando se le acuse de ser un técnico amante y practicante de la filosofía defensiva. Pero lo destacable fue que el Malmö cumplió el deseo de todos los madridistas, especialmente de su entrenador.