Tres puntos de oro en un partido agónico

Ayudó también la apatía mostrada por el Valencia durante gran parte de un encuentro marcado por la intensa lluvia caída. La noche europea, sin embargo, comenzó de la mejor posible, con Feghouli empujando a la red, de tacón, un centro del lateral Joao Cancelo cuando solo habían transcurrido 15 minutos. El argelino volvió a ser el jugador más activo de los de Nuno, moviéndose por todo el frente de ataque y creando innumerables oportunidades frente a la portería de Sels. Ocasiones que pudieron dejar el partido decidido en la primera mitad.

Santi Mina, que en esta ocasión partió desde la banda izquierda, dispuso de tres muy claras, pero se topó con el guardameta belga. El gallego estuvo muy activo de salida llevando el peso ofensivo del Valencia y mostrando detalles de la calidad que atesora. Con el paso de los minutos, terminó diluyéndose, como el resto del equipo y cometió un clamoroso error que acabó en el momentáneo empate a uno de Foket. Un excelente remate del joven jugador del Gante que desencadenó algunos pitos en Mestalla y con el que hasta su propio técnico, Hein Vanhaezebrouck, se llevó las manos a la cabeza.

El tanto castigó la inoperancia de los hombres de Nuno en ataque y dejó muy tocado al Valencia, que apenas se volvió a acercar a los dominios de Sels. Durante muchos minutos se echó en falta un delantero rematador como Negredo, en la grada de Mestalla por segundo partido consecutivo tras ser castigado por el técnico portugués. Ni Paco Alcácer, ni un desdibujado Parejo en el centro del campo, consiguieron ser determinantes para sumar tres puntos de oro en la competición europea.

Con el partido enrarecido, el Gante se hizo con la posesión del balón y el Valencia se hartó a correr detrás de un esférico inalcanzable. Solo una jugada aislada, en la que Piatti apareció para recoger un rechace del larguero y disparar con el alma, y Mitrovic se encargó de desviar a su propia portería, valió al conjunto ché para coger aire de nuevo y celebrar una victoria que parecía haberse puesto muy difícil. Como suele ser habitual, hizo su aparición el guardameta Jaume para salvar los muebles a diez minutos del final tras una patada al aire del central Santos. Un despropósito que volvió a salvar El Gato de Almenara.