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Rodrigo Errasti Mendiguren
Jueves, 14 de mayo 2015, 16:46
«En el fútbol todo sucede muy rápido y pasas de héroe a villano en dos días», se lamentaba con amargura Sergio Ramos. Es un deporte tan voluble que un cabezazo postrero, similar al de Lisboa, podría haber llevado al recuerdo eterno a este Real ... Madrid liderado por Carlo Ancelotti. «El año pasado ganamos en el último minuto y todo el mundo dijo que fue por suerte. Si hay buena suerte, también hay mala», recordó el italiano. Y, como le sucedió ante el Valencia, el Real Madrid completó otra noche de desacierto en el remate.
Ancelotti, pese a que la calificó siempre de «muy fuerte», nunca estuvo contento con la confección de la plantilla tras la marcha de Xabi Alonso, ya que hay jugadores de los que no se fía (Illarramendi o Lucas han jugado sólo porque la opción de Khedira se perdió hace meses), por lo que apenas rotó y desde enero, sin Modric que lo sujetase, y después sin James, el equipo se ha ido escurriendo físicamente.
«En enero y febrero tuvimos bajas y lesiones muy importantes. Después el equipo reaccionó bien. Pero tenemos que luchar hasta que las matemáticas no nos condenen», concluyó. Ante la Juventus, tras recibir el empate, los nervios cargaron aún más unas piernas castigadas. «Puede que un poco de frescura habría sido más eficaz», confesó el técnico. El último en caer ha sido Sergio Ramos, que con una lesión en el sóleo no jugará más en lo que resta de temporada con el Real Madrid y habrá que ver si puede hacerlo con la selección.
«No ha sido una gran semana, tienes razón», reconocía Toni Kroos, el hombre que no mantuvo su marca con Morata en el gol, tras decir en cuatros días adiós a la Liga y la Champions League. El sueño de revalidar título quedó destrozado, empujando aún más a que el presidente Florentino Pérez ponga en marcha su decisión de sepultar este proyecto. «Me gustaría quedarme aquí pero sé cómo es el fútbol y el club decidirá», avisó Ancelotti.
La idea visceral del presidente la saben los futbolistas y también dentro del club. Emilio Butragueño, director de Relaciones Institucionales del Real Madrid y portavoz, fue, hasta dos veces, cuestionado por la continuidad de Carletto y regateó la pregunta. «Tenemos que estar unidos. Perdemos y ganamos todos. La tristeza es general. Hemos caído, eso es lo importante. Lo demás es secundario». Eso sucedió antes de que Florentino Pérez viese a sus jugadores y cuerpo técnico tras el encuentro. Saludó a algunos, pero no a su entrenador y varios de sus jugadores, que están a muerte con el italiano. «Por mí que siga Ancelotti. Desde mi punto de vista sí, es un ganador. Por mí, el míster seguiría, es un grandísimo entrenador», recordó Marcelo, en una línea similar a la de Ramos. «Si alguien ha defendido a Ancelotti soy yo, pero la decisión de su futuro no nos corresponde a nosotros».
Baile de nombres
El presidente tiene dos caminos: hacer caso al vestuario y mantenerle o seguir en solitario con un nuevo entrenador, puesto para el que se maneja la opción casera de Míchel pero también el fichaje de Klopp. Por jugadores y rendimiento este ciclo no debería terminarse. Pero, a estas alturas, todos sabemos que eso importa poco. Nuevos nombres que solapen otros gloriosos están por llegar. Aunque eso suponga llevarse a aquellos que hicieron posible las copas pretéritas. «Me encanta trabajar con Ancelotti, es un gran gran entrenador. Me gusta jugar para él. El resto no es mi decisión», recordaba Kroos, el único con el que tiene trato Khedira, en actitud pasota durante el partido y nada afectado en la recta final cuando lo veía desde el túnel de vestuarios.
Ahora, es posible que se inicie en Chamartín un nuevo proyecto faraónico para ilusionar a una afición que vivió con frustración la eliminación. Los ultras dieron la nota insultando a Bale y pidiendo la dimisión de Florentno. Con el carrusel de altas y bajas es posible que los merengues vean con menos angustia al Barcelona peleando por la orejona.
«Si el club está contento del trabajo que he hecho en dos años, se puede seguir. Si no está contento, tendrá que tomar una decisión. Me doy siempre un diez porque pongo mucho tiempo a mi trabajo porque me gusta. No me parece justo ponerme una nota. La nota la tiene que dar el club», reitera Ancelotti.
Y es que, aunque los más optimistas recordarán esta campaña por la que se consiguió la excelencia internacional por la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes, la eliminación ante la Juventus deja al Madrid una absoluta sensación de fracaso, sabiendo que el Barça podría certificar en Berlín el envidiado triplete, el segundo de su historia azulgrana.
Seguras son las salidas del citado Khedira y del cedido Chicharito ,pero son muchas más las que hace tiempo están perfiladas en el club. Está la interrogante de qué pasará con la portería, donde Casillas vive en ojo del huracán y parece posible su salida para que llegue De Gea, mientras algunos como Arbeloa, Coentrao, Ilarramendi o Jesé saben que tienen muchas opciones de abandonar la entidad. Los tres últimos pasaron con cara de pocos amigos por la zona mixta, los dos últimos sin apenas saludar, sólo llamando la atención por sus llamativas gorras.
Quizá el más afectado parecía Cristiano, que con una camisa negra abotonada hasta arriba caminaba despacio, dolorido y cansado, con los ojos llorosos y muy triste. El portugués se ha apagado después de conseguir el Balón de Oro y ha bajado su rendimiento sobre todo en la Champions (ha hecho 7 goles menos que la campaña pasada) y en los partidos importantes de Liga, fallando hasta ocasiones decisivas.
Bajón de la BBC
Benzema, que ha mantenido sus números goleadores, es el único galáctico que sale indemne de la eliminación, ya que la afición se desesperó con Bale, igual de poco comunicativo fuera del césped que en el campo. Después de que su agente le montase un incendio con su teoría de los pases, tras marrar hasta siete ocasiones recorrió el Bernabéu con los ojos apuntando al suelo, sin hablar con casi nadie, tras estar como ausente en la zona de las familias.
florentino pérez
Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, aseguró en un acto que «no es un día de felicidad para el madridismo, nuestros aficionados estarán tristes, pero esto hará que trabajemos con más fuerza y nos hará más fuertes».
El presidente insistió en que en el club blanco «nada es suficiente, queremos mucho más. Seguiremos luchando para ganar la Undécima».
Por último, quiso felicitar a los jugadores y técnicos por el esfuerzo y a la afición. «Gracias al madridismo por su apoyo de ayer y de siempre. Este club es mítico por sus socios y sus aficionados».
Ante la prensa inglesa reconoció que su acierto de cara a portería ha sido algo «malo este año y hay que trabajarlo más para el futuro. Lo que no te mata te hace más fuerte, y aprenderé mucho de esta temporada. No marqué tantas ocasiones importantes como me gustaría (dos goles por los seis del año anterior en Champions), pero siento que he jugado bien».
Poca autocrítica pública, aunque en privado sí que existe. El equipo, que está unido, es consciente de que ha llegado tocado al final de campaña, en la que no ha mostrado esa pegada que otras tantas veces ocultó problemas de juego. Lo hizo sobre todo en la espectacular racha de victorias de final de año, completada con el Mundialito, cuando ganar hizo olvidar el vacío que dejó la lesión de Modric. El equipo ha llegado a abril y mayo, los dos meses decisivos de la temporada, muy castigado físicamente. «No sé si es un desgaste. En los dos últimos partidos a nivel físico hemos empujado mucho», señaló el galés.
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