Los jugadores del Barça celebran un gol.
Octavos de final | vuelta

Messi lidera el pase a cuartos

El Barça derrota por la mínima al City, con el argentino en plan estelar aunque chocó con un Hart extraordinario

Cristian Reino

Miércoles, 18 de marzo 2015, 01:10

Con Messi de maestro de ceremonias, el Barça selló este miércoles su pase a los cuartos de la Champions, tras derrotar por la mínima al Manchester City, a quien ya había ganado en la ida. El partido fue raro, sobre todo en la segunda parte, ... y es que los blaugranas pudieron golear a los ingleses, pero Hart estuvo impecable en el mano a mano, aunque también pudieron sufrir al final, si Agüero no llega a fallar un penalti cuando quedaban 10 minutos. Los azulgrana, en cualquier caso, fueron justos vencedores en el cómputo de los 180 minutos.

Publicidad

En parte, porque si algo caracteriza al equipo de Luis Enrique es que sabe jugar en función del resultado. Tiene un alma camaleónica, que le permite adaptarse a cada circunstancia y que le da libertad para huir del modelo acedemicista de toque, posesión y dominio. Dicho de otra manera, al cuadro blaugrana ya no le importa ceder el control del balón, no se le caen los anillos por jugar a la contra y como buen cazador, puede esperar agazapado hasta que ve la ocasión de lanzar un zarpazo a su víctima.

El 1-2 de la ida permitía a los de Luis Enrique ciertas anchuras y quien tenía que arriesgar era el cuadro 'citizen', que vuelve a fracasar un año más en la máxima competición continental y pone en cuestión el modelo futbolístico basado en los petrodólares. El fútbol inglés tiene que hacer un examen de autocrítica, ya que ficha y ficha y ya se ha quedado sin representantes para los cuarto de final. Por contra, el Barça se mantiene entre los ocho mejores y afronta los meses calientes de la temporada con todas las opciones abiertas: primero en liga, finalista de Copa y cuartofinalista en 'Champions'. Cargado de moral y con sus estrella, Messi, jugando como los ángeles, el domingo puede asestar un golpe definitivo al campenato de liga.

Luis Enrique, aun sí, insistió en la previa en que el clásico no podía distraer a los suyos y, a pesar de la ventaja de la ida, afrontó el choque como la primera final del curso. La única duda que tenía el técnico asturiano era la pareja de Piqué en el centro de la defensa. Con Busquets lesionado, Mascherano actuó de cuatro, como en la selección argentina, y dejó su puesto en el eje de la defensa a Mathieu, más rápido y también con más experiencia que Bartra. El francés fue uno de los más destacados de su equipo: seguro al corte, apenas concedió por su lado. El Barça salió con su clásico 4-3-3, que Pellegrini quiso contrarrestar alineando un once con cinco centrocampistas, que escoltaban a Agüero. El City no salió en tromba, pero sí presionó muy arriba, a diferencia del partido de ida, donde empezó temeroso. Los británicos se hicieron dueños de la pelota, como síntoma de que querían ir a por la remontada, y también porque el Barça lo permitió, para esperar y salir a la contra. Con Messi muy suelto, y jugando a sus anchas, desde posiciones muy retrasadas y siempre buscando la asistencia, el cuadro celeste dominaba el juego y situaba la escena del partido en el terreno de los blaugranas. Sin embargo, cada pérdida inglesa, era una ocasión de peligro para los azulgrana.

Dejarse querer

El Barça se dejaba querer, para luego salir a la contra. Es lo que ocurrió a la media hora. Alba recuperó en terreno catalán, cruzó medio campo, se apoyó en Messi, el argentino levantó la cabeza y vio a Rakitic, que subía solo en el lado contrario. El croata elevó el balón sobre Hart e hizo el primero. El gol hizo mucho daño a los citizens, que por momentos se vieron desorientados sin saber qué hacer y cómo encarar el resto de partido. Poco antes del descanso, Suárez tuvo el 2-0, pero el balón se topó con el poste.

Publicidad

Tras la reanudación, y como ya pasó en Manchester, el Barça salió con menos tensión. El City ya no tenía nada que perder y se arriesgó a un choque de ida y vuelta, en el que Neymar, Messi y Suárez disfrutaron de más espacios que nunca. Pero el brasileño y el charrúa no tuvieron su noche. Cada vez que encararon a Hart, dos o tres cada uno, se encontraron con sus manoplas. Poco a poco, el partido se le fue complicando a los de Luis Enrique. El City llegaba más fácil y un gol le metía en la eliminatoria. Quizá algo más cansado, ya que muchas ayudas no llegaban, al once azulgrana se le veía muy estirado. La distancia entre los de arriba y la defensa era sideral. Touré, Agüero y Silva eran un peligro y el Barça jugaba con fuego. Y Luis Enrique, muy frío, no movía el banco. Hasta que a falta de 10 minutos, el Kun pisó área, vio la llegada de Piqué como un toro, buscó el contacto y logró lo que quería: penalti. Ter Stegen adivinó el lanzamiento y de paso libró a los suyos de un sufrimiento en el tramo final del partido. El City, que siempre se quedará con la incógnita de qué hubiera pasado de convertir el Kun, ya no pudo más y bajó los brazos. Pudo empatar, pero su portero fue su mejor jugador.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad