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Rodrigo Errasti Mendiguren
Miércoles, 18 de febrero 2015, 02:07
Un Oporto superior, pero demasiado ansioso, consiguió un gol en Basilea que puede ser clave para acceder a cuartos de final de la Champions. El Basilea, gracias a su única acción combinativa del encuentro, logró estar por delante la mayor parte del duelo ante un ... Oporto incapaz de confirmar la superioridad mostrada en el césped. El conjunto de Lopetegui mostró las mismas virtudes que en la fase de grupos, defendiendo bien y generando ocasiones, pero fue penalizado en un duelo que siempre dominó y en el que hasta las decisiones arbitrales jugaron en su contra. El Basilea tenía claro el plan: esperar y buscar alguna carrera. Por esos azares que tiene el fútbol, recibió un tortazo la primera vez que notó la presencia de su rival en su lado del campo.
Derlis controló de modo espectacular en carrera el primer balón que pasó la línea central, una bola medida por Frei, fue capaz de soportar la pugna con Sandro y superó a Fabiano con un remate ajustado. Increíble ejercicio de precisión suiza. La mala noticia para los locales es que en la caída el meta le golpeó, de modo fortuito, en la cabeza con su pierna. Sufrió un corte en el oído, intentó seguir en el campo pero apenas pudo hacerlo diez minutos de pie antes de irse. El Oporto no varío su plan: manoseaba la pelota y buscó acabar las jugadas desde fuera viendo que el área estaba muy poblada. Lopetegui que se desgañitaba en la banda, primero porque su equipo no abría el campo y después por un penalti clarísimo que hizo Walter Samuel a Jackson tras un balón medido de Tello, que luego marcó tras una de sus arrancadas. Parecía que sí estaba más adelantado.
Lesión de Óliver Torres
Los lusos protestaron mucho a Clattenburg que, fiel a su carácter inglés, concedió demasiada permisividad en los duelos. Casemiro marcó de cabeza a la salida de un córner que despejó mal Vaclík, la bola pegó en Xhaka quedando franca para el cabezazo del canterano madridista. Superó al meta pero Clattenburg consideró, un minuto después de haberlo dado como válido, que Marcano y Jackson molestaban al meta. Vaclik, pese a que a veces se mostraba dubitativo, volvió a sacar buenas manos para proteger la renta suiza. Tello le obligó en un balón rápido que golpeó en carrera. Lopetegui apostó por Quaresma, pasando Tello a la izquierda ocupada antes por un gris Brahimi. La idea era buscar alguien con más acierto después de la primera hora, en la que los portugueses realizaron diez remates, cinco de ellos a puerta, sin tino alguno. Los suizos, pleno: un remate, una ocasión, un gol. 1-0.
El paso de los minutos en el reloj no agobiaba al Basilea, ayudado por el stress visitante. Lopetegui quería velocidad, pero no nerviosismo. Jackson, muy activo en el segundo acto, perdonó un mano a mano tras una buena asistencia de Óliver Torres antes de que se le saliese el hombro. Neves entró por el español, que no termina de superar unos problemas ya conocidos tanto en Madrid como en Villarreal y Oporto. El Basilea se cansó de tanto correr, se fue encerrando y terminó por recibir su castigo. Danilo, que rozó la gloria en la primera parte desde lejos, forzó en una de sus internadas una pena máxima por manos de Samuel, que él mismo se encargó de transformar. El empate era escaso para los méritos visitantes, que viendo el mal fario con el que arrancó la noche optaron en los diez minutos finales por conservar una ventaja que puede ser decisiva en marzo en Do Dragao.
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