Ignacio Tylko
Domingo, 14 de septiembre 2014, 17:34
Tres meses y medio después de alcanzar el éxtasis con la conquista de la 'décima' en Lisboa, el Real Madrid inicia la aventura de la Champions en convulsión. Dos derrotas consecutivas en Liga, la primera tras sufrir una remontada casi humillante en Anoeta y la ... de este sábado ante un eterno rival con las ideas más claras y más profundidad de banquillo, han generado una tensión inusitada en el club blanco. Los primeros silbidos mayoritarios de su hinchada al capitán Iker Casillas, icono venerado durante tres lustros, las protestas contra Carlo Ancelotti, sin capacidad de respuesta en el banquillo, y algunas pancartas y gritos exigiendo la dimisión de Florentino Pérez, según la Cope auspiciados por los Ultras Sur, ejemplifican los problemas de un equipo que en sólo tres jornadas observa ya al Barça a una distancia de nueve puntos.
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«Tenemos que analizar los bajones y arreglarlos. Estoy preocupado y la reacción es indispensable», insistió tras el derbi el técnico italiano, convencido de que los males que les acucian se deben a la falta de ritmo e intensidad, no a un sistema que, a su juicio, los jugadores conocen bien. Eximió de toda responsabilidad a Iker Casillas del primer gol, ya que «cuando el gol llega en el primer palo nunca es culpa del portero». «Estoy bien. No me gusta perder ni encajar goles, pero no apenado ni triste por otros motivos. Todos somos responsables y yo el primero», enfatizó Casillas, que ya ha encajado tres goles de córner en tres jornadas, más que Diego López en el ejercicio pasado.
Problemas larvados en casa
Los problemas del Real Madrid se han larvado en su propia casa. La espantada de última hora de Xabi Alonso y la venta de Di María al Manchester United, un gran negocio económico pero a este paso una ruina deportiva, han roto el eje del equipo. James ataca poco y defiende menos. De momento es un cuerpo extraño pero enviarle al banquillo sería golpear al patrimonio del club. Y Kroos acostumbraba a jugar y a brillar más adelante en el Bayern, no como hombre ancla. Arriba, Bale, Benzema y Cristiano se quedan descolgados y no ayudan en el repliegue, y atrás existe un lastre recurrente en los laterales, sobre todo el derecho. Esto 'recién empieza', como diría un argentino, pero hay signos preocupantes. Nunca en la historia el Madrid ganó la Liga tras un comienzo así.
Por suerte, el martes se presenta en Chamartín el bisoño Basilea y no el aguerrido e histórico Liverpool. Una excelente oportunidad para que los jugadores blancos mejores sus prestaciones y reviertan un ambiente hostil que quizá les agarrota porque sienten al enemigo en casa. Sobre el papel, este campeón suizo es peor que el correoso conjunto que el curso pasado inició la máxima competición continental con una impensable victoria en feudo del Chelsea (1-2). El grupo ahora dirigido por el portugués Paulo Sosa, sustituto del suizo Murat Yakin, acaba de cosechar en terreno del Grasshoppers (3-1) la segunda derrota tras ocho jornadas de liga. Ha perdido tres jugadores clave: el portero Yan Sommer, traspasado al Borussia Mönchengladbach, el talentoso Stocker y el egipcio Salah, que asombró tanto a Mourinho en la fase de grupos de la campaña anterior que el luso no esperó a terminar la temporada para reclutarle en Stamford Bridge.
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