Koke, profeta en su tierra para prolongar el buen momento colchonero

No es que enamorase el Atlético en Vallecas, pero hizo los deberes en plena resaca del éxito europeo, que no es poco. Un vallecano, Koke, doblegó al equipo de su barrio en un desempeño colchonero solvente, sostenido otra vez por un paradón de Oblak y que permite a los rojiblancos consolidar su puesto de Champions en Liga mientras disfrutan de la sensación de estar entre los ocho mejores de la máxima competición de clubes del Viejo Continente y siguen recuperando efectivos.

Y es que había que sortear el cansancio acumulado en el Atlético y el carrusel de sensaciones tras la gran noche en Old Trafford. Pese a todo, Simeone repitió el once del 'teatro de los sueños', dispuesto a seguir con su escalada para consolidar a su equipo entre los cuatro mejores. Griezmann complicó la vida a Dimitrievski de salida, buscando penalizar el despiste del portero macedonio. Fue la primera acción significativa del partido y marcó la pauta a seguir, con el conjunto colchonero mandón y dispuesto a adelantarse por la vía rápida. El francés era el jugador más activo, con hasta tres intentonas fallidas, eso sí. Hasta sin querer remataba el galo, al que un despeje de la zaga local de pegó en el cuerpo amenazando seriamente de gol.

Le costó al Rayo tomarle la temperatura al encuentro y ajustar su presión, tan característica del libreto de Iraola y tan útil para salir con velocidad a la contra. Lo fue haciendo poco a poco, a medida que aumentaban los decibelios en el estadio de Vallecas con la entrada en el estadio del grupo de animación rayista. El fuerte inicio atlético parecía sofocado y el duelo se movía por los cauces del equilibrio en cuanto al dominio del balón, con mayor sensación de peligro visitante. Joao Félix era el más inspirado sobre el verde, con varios detalles de enorme calidad.

Hizo falta el paso por los vestuarios para desnivelar el encuentro. Lo logró un vallecano pero en favor del Atlético, ironías del destino. Y es que Koke se estrenó como realizador esta temporada tras una pared con Joao Félix y una gran definición. El portugués aportó la nota diferencial, interpretando a la perfección el movimiento de su capitán, que puso la guinda con un gran golpeo.

Lo más difícil estaba hecho para el Atlético, pero en la tradicional liturgia colchonera recuperada en Mánchester faltaba la gran parada de Oblak. El esloveno siguió recuperando sensaciones con una estirada que desbarató el peligroso disparo del exatlético Mario Suárez y con ello sostuvo la ventaja rojiblanca, amenazada por la postrera expulsión de Correa pero protegida con solvencia por este conjunto de Simeone que vuelve a ser muy reconocible.