El corazón retira a Casillas

El corazón ha retirado antes de tiempo al mítico arquero. Con 39 años, el infarto agudo de miocardio que sufrió el 1 de mayo de 2019 ha obligado al mejor portero de la historia del fútbol español a abandonar. «Retirarme, habrá un día que me tenga que retirar. Déjenme anunciar dicha noticia cuando llegue ese momento», escribió Casillas el 17 de mayo de 2019, después de que un periódico portugués asegurase que no volvería a jugar. Esa retirada ha terminado produciéndose quince meses después.

El «susto grande» que se llevó Casillas a causa del infarto que pudo costarle la vida durante un entrenamiento con el Oporto ha provocado lo que era inevitable. El adiós al fútbol en activo de una de las mayores leyendas del deporte, campeón de prácticamente todos los títulos posibles con España y con el Real Madrid, entre ellos el Mundial de Sudáfrica 2010, las Eurocopas de 2008 y 2012 y tres Copas de Europa con el equipo blanco (2000, 2002 y 2014). El guardameta pone así fin a 20 años en la élite, obligado por «un acontecimiento que le puede suceder en cualquier momento a cualquier persona», como reconoció emocionado hace más de un año a su salida del hospital de Oporto en el que fue operado de urgencia, sometido a un cateterismo.

La posibilidad de una retirada prematura ya la tenía asumida el Oporto y comenzó a ser asimilada pronto por el propio Casillas, tras sólo un mes y medio después de haber renovado su contrato con el club luso hasta 2021. Sin embargo, seguir o no jugando al fútbol era ya, evidentemente, lo que menos preocupaba al mostoleño. «He tenido mucha suerte. Lo importante es estar aquí», reconoció Casillas a las puertas del hospital, antes de afrontar, en su casa de Foz, un período obligado de reposo, sacudido también por el cáncer de ovario detectado a su mujer, Sara Carbonero, intervenida en una clínica de Madrid una semana antes de que el mítico guardameta no pudiese celebrar su cumpleaños como le hubiese gustado.

Según el doctor del Oporto, Nelson Puga, el legendario capitán de la selección y del Real Madrid «no tenía factores de riesgo cardiovasculares ni historia familiar de enfermedad cardíaca en edades precoces», pero fue víctima de un infarto que en caso de no haber tenido una respuesta inmediata hubiera sido fatídico.

El segundo futbolista español con más partidos internacionales de la historia (167 encuentros, superado sólo por los 170 de Sergio Ramos), tras haber alcanzado los cuartos de final de la Champions con el Oporto atravesaba un momento tan ilusionante que incluso no había perdido la esperanza de regresar a La Roja. «Si me llega la llamada de la selección, será un placer», proclamó en Madrid a mediados de marzo de 2019 durante su presentación como primer embajador de LaLiga Icons. A la Liga, en cualquier caso, ya no iba a regresar nunca, porque tras acabar su etapa en el Real Madrid no quería representar a ningún otro equipo en España.

El gran héroe, junto a Andrés Iniesta, del primer título mundial de la historia conquistado por la selección, y también principal símbolo del Real Madrid durante más de una década, se vio obligado a abandonar el club blanco en 2015 a causa de su mala relación con José Mourinho, que provocó la división del Bernabéu a favor y en contra de ambos.

El calvario de Casillas en el equipo de su vida comenzó a principios de la temporada 2011-2012, tras los incidentes en un clásico de la Supercopa de España, cuando el portero llamó a su amigo íntimo Xavi y a Puyol para que la guerra y tensiones entre madridistas y azulgranas no derivara en un conflicto interno que perjudicase a la selección. El portugués respondió entonces con su primer castigo al portero. Año y medio después, Mourinho acusó a Casillas, elegido mejor portero del mundo por quinta temporada consecutiva, de estar «en una zona de confort, de comodidad permanente», y el club comenzó a filtrar que el portero no entrenaba como debía.

«A tomar por el culo ya. ¡Qué pesados de mierda! ¡Hasta los cojones ya!» llegó a gritar Casillas a la grada del Bernabéu cuando parte de la afición, que ya no perdonaba un mínimo error suyo, pitó al portero tras encajar un segundo gol del Valencia y provocó que el guardameta explotase sobre el césped. Aunque le quedaban dos años más de contrato con el Real Madrid, Florentino Pérez le comunicó a Casillas en julio de 2015 que debía buscarse equipo porque ya había decidido un relevo -el elegido era De Gea, pero su fichaje su frustró por el fax que no llegó a tiempo-, y el portero eligió al Oporto, con el que ganó la liga de 2018 y repitió, sin poder vestirse de corto, en este 2020. La reciente Copa de Portugal ha acabado siendo el último título de una carrera inigualable.

«He tenido la gran suerte de poder dedicarme profesionalmente a lo que me apasiona, me llena y me hace feliz: el fútbol. Recuerdo cuando era un niño, y empezaba a jugar en los campos de tierra de mi pueblo, Navalacruz, en los campos de Móstoles o de la antigua ciudad deportiva del Real Madrid, para después llegar a jugar en los estadios más importantes del mundo, y entre ellos, especialmente, en los que he desarrollado mi carrera profesional, el Santiago Bernabéu y Do Dragao», resaltaba este martes Casillas en la carta que daba cuenta de su adiós como futbolista profesional.

«Al echar la vista atrás me doy cuenta de lo afortunado que soy por todo lo conseguido y no me refiero solo a los títulos, si no a la parte humana. Hoy es un día difícil, pero no un día triste, me considero un afortunado por haber llegado hasta aquí, por como he llegado, por haber conseguido todo lo que he conseguido, por todo ello.... estoy feliz», agregaba Casillas antes de puntualizar que este «no es un punto y final, el viaje no acaba aquí» y avanzar que pronto anunciará nuevos proyectos. Tras renunciar a pelear por presidir la Federación Española de Fútbol (FEF), volverá al Real Madrid, donde ejercerá de asesor de Florentino Pérez. La misma labor que ya realizó en su día Zinedine Zidane.