Rubén Cañizares
Enviado especial a Dortmund
Martes, 25 de junio 2024, 00:27
Mientras el día a día en Paderborn, donde está concentrada Francia, transcurre entre la limitación de la visión que le produce la máscara a Mbappé y las elecciones legislativas de este domingo en el país galo, la crítica francesa (y no francesa) ya ha sacado ... los cuchillos. La selección que mejores jugadores tiene es una de las más aburridas. Tanto, que nunca antes un país había logrado meterse en los cruces de una Eurocopa, tras las dos primeras jornadas de la fase de grupos sin haber marcado ni recibido goles. La estadística la ha roto Francia.
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180 minutos y dos partidos después, el combinado de Deschamps mantiene el cero en su propia portería y solo ha celebrado un tanto, el autogol de Austria, definitivo en la victoria de Francia ante los centroeuropeos. Luego, ante Países Bajos, empate a nada. Tenían la excusa de que no estaba Mbappé, pero con él tampoco merecieron ganar a Austria. Y en el fondo de todo, la cicatería de Deschamps, el Fabio Capello de este tiempo: «¿Jugar bien? El objetivo es ganar y pasar como primeros de grupo», dijo Didier ayer, ajeno al ruido, como siempre.
Quizás no le falte razón. Dentro de diez años nadie se acordará de lo mal que suele jugar esta selección, pero ahí estará su Mundial de 2018, el subcampeonato de 2022, el subcampeonato europeo de 2016, la Liga de Naciones de 2021 y quién sabe si la Euro de este verano en Alemania: «Algunas personas quieren ganar y lo hacen jugando bien, y otras simplemente quieren ganar. Personalmente, yo solo quiero ganar, juguemos bien o no. Al final de nuestras carreras lo que recordaremos es lo que ganamos, no cómo jugamos», reflexiona Tchouaméni, que junto a Kanté y Rabiot son acero puro, el centro del campo soñado por Deschamps.
La opinión del jugador del Real Madrid refleja el pragmatismo de su líder, empeñado en jugar lo justo mientras los resultados le sean favorables. Deschamps fue un pivote del estilo de Gattuso, y su idea como entrenador es la misma que tenía como jugador. Defender muy bien, portería a cero y aprovechar el talento de los jugadores de ataque, que en el caso de Francia es mucho y muy bueno.
Claro, en Francia se preguntan qué haría con esta selección un entrenador de distinta mirada, tipo Guardiola, Ancelotti, Klopp o Zidane. No lo sabemos, porque Deschamps lleva doce años ahí y tiene contrato hasta el Mundial de 2026, pero es transparente que jugar bonito no lo va a hacer. Y, además, le da igual. Ganar es su único estilo, aunque tenga las mejores cartas.
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Veremos si es así esta tarde en Dortmund, donde se mide a la ya eliminada Polonia. A priori, partido sencillo para pasar a octavos como primera de grupo, lo que la mandaría a la parte del cuadro contraria de Alemania, España y Portugal, y en la que tendría como rival en octavos, con casi toda seguridad, a Turquía o República Checa. Luego, en cuartos, al primero del grupo E (Bélgica, Rumanía, Eslovaquia o Ucrania), que llegan a la última jornada con todo por decidir.
Otra cosa es si Francia queda segunda. Entonces, ahí se metería en un lío. Y podría ocurrir. Países Bajos, que se mide a Austria, también depende de sí misma, como los galos. Si gana por mayor diferencia de goles que Francia a Polonia, será primera. Enfrente, los de Koeman tienen un equipo más potente y, en teoría, le será más complicado que a Francia con Polonia, pero esto es fútbol. Y, en el caso de Francia, aburrido.
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