Schmeichel, el gran danés
En la Eurocopa del 92 el entonces portero del Manchester United no fue un santo, sino un corolario de paradas espectaculares
Jesús Nieto Jurado
Martes, 18 de junio 2024, 00:51
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Jesús Nieto Jurado
Martes, 18 de junio 2024, 00:51
A Peter Schmeichel quizá lo despertara de la siesta, si es que un danés duerme siesta, el seleccionador de su diminuto y lírico país en plena concentración para un amistoso. La UEFA, por la Guerra de los Balcanes, había decidido extirpar a la temible Yugoslavia ( ... sic) de la Eurocopa del 92, y Möller-Nielsen tuvo que reclutar a un equipo entero de daneses tumbado a la bartola en una convocatoria real de segundones que no lo serían tanto. Convocatoria a la que Michael Laudrup no acudió, que en el país, entonces, andaban con el 'catenaccio' y Laudrup era demasiado divo para jugar al candado y estropearse el pelo. A pesar de las contrariedades, de estrellas reticentes, Schmeichel siempre sonreía, porque la chiripa podía convertirse en gloria. Y así fue. Y él tenía ese pálpito secreto.
El guardameta sonriente, en una concatenación de acontecimientos y clasificaciones se vio, de repente, intercambiado como cromo válido de esa Eurocopa de la que España estuvo exenta y salvada, después, por el oro olímpico. Schmeichel, portero del Manchester United, venía fraguado del fútbol británico y marcado como el último hombre ante la verticalidad inglesa. En la Eurocopa del 92 no fue un santo, sino un corolario de paradas espectaculares. Lo más que un nórdico podía asemejarse a Higuita. En su repertorio, palomitas, despejes, y el milagro era un muro. El apodo del gran danés no era gratuito. 1, 96 de altura e infalible. En ese raro torneo, Dinamarca, dubitativa, se vio en semifinales. Y ahí, contra la reedición de la Naranja mecánica, los penaltis. Schmeichel, bendecido por las sirenas, le detuvo uno al ídolo Van Basten.
Una gesta que puso a los daneses en la final, contra la Alemania ya unificada de Klinsmann. El equipo llevaba unas vacaciones fetén, y al bueno de Jürgen le paró un disparo ajustadísimo. El gran danés desmotivó a la cuadratura germánica, doblete de Vilford, y Dinamarca con pase emérito a la Historia y a Torremolinos.
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