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Viendo el último partido de la selección contra Suiza he llegado a una conclusión teórica sobre la que estoy dudando de si escribir un tratado. El fútbol y las películas de terror obedecen a las mismas leyes. Lo importante en los dos ámbitos es que ... el espectador se lleve sobresaltos, tenga momentos de calma, vuelva a sentir un gran estrés y sufra como una bestia hasta el último momento. Después, el desenlace, que suele ser positivo y tranquilizador. Ver sufrir a los protagonistas también tiene su punto; en deportes con menos suspense, por ejemplo el ciclismo, con contemplar a los corredores pasando las mil y una ya nos sentimos contentos. Pero naturalmente, falta la incertidumbre del fútbol, la posibilidad de un gol inesperado, de una maniobra postrera. ¡Y vaya película de terror que nos proporcionaron los españoles y los suizos el pasado viernes!, digna de la mejor adaptación cinematográfica de Stephen King. Penalti va, penalti viene, nuestros corazones estaban más encogidos que una pasa. Y durante el partido, nada parecía seguro. Casi todos los jugadores de ambos equipos tenían la misma pinta gracias al corte de pelo «en maceta», que tanto triunfa entre los deportistas. Sin embargo, en las filas de los suizos había presencias inquietantes. Por ejemplo el portero, Yann Sommer, que parecía pararlo todo y no inmutarse por nada. Ya podía hacer paradas oportunas y espectaculares, que ni siquiera las celebraba con una sonrisa, lo cual resulta escamente y mina la moral del contrario. Él hubiera sido el frío asesino en el trhiller. Y luego contaban con Shaqiri, una fuerza de la naturaleza, con un físico más propio del rugby que del fútbol y unos rugidos al aire que inspiraban pavor. Este hubiera sido el ogro arrea-mamporros en la peli.
El guionista de este partido ha escrito un guión perfecto: lucha, miedo, giros imprevistos (la expulsión de Freuler) y un final feliz. No me extrañaría que lo contrataran en Hollywood. Aunque pienso que en el próximo partido podríamos cambiar un poco de género en beneficio de nuestra salud cardiaca. Un film de amor con Italia queda descartado, pero ¿qué tal un western? Hay también enfrentamiento, aunque más suave, todos sufren lo que toca y los buenos no esperan hasta el mismísimo «The end» para impartir justicia. Hay paisajes bonitos (jugadas) y cabalgadas espectaculares por el campo (los jugadores corriendo). En la Comunitat Valenciana existe un dicho divertido: «Per patir, l' últim día» (para sufrir, el último día). Considerando que estamos en semi finales le digo a la selección: dejadnos descansar un poco, por favor. En el próximo partido no esperéis a los penaltis para ganar. Veremos si me hacen caso.
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