Un seleccionador entusiasmado

Luis Enrique, que es uno de estos, compareció ayer en rueda de prensa, la última antes de la prevista el domingo en la víspera del debut de España en La Cartuja. Había mucha expectación por escuchar al seleccionador después de estos días tan convulsos en Las Rozas y lo cierto es que no defraudó. El técnico asturiano tenía un mensaje optimista que lanzar y lo hizo con el entusiasmo y la fogosidad del 'ironman' que fue. Pocas veces se ha visto a un técnico tan satisfecho y orgulloso por la respuesta de sus jugadores en un momento de incertidumbre. Es cierto que a los entrenadores les gusta hablar bien de sus futbolistas, pero la cascada de elogios de Luis Enrique fue realmente llamativa. Hasta el punto de que, queriendo o sin querer, situó a su equipo -y a él mismo- ante una responsabilidad máxima en esta Eurocopa. Es fácil de entender: un grupo tan maravilloso tiene que hacer por fuerza algo grande. De lo contrario estaría estafando a sus aficionados.

La lista de frases y declaraciones laudatorias fue tan larga que entraron ganas de ir a espiar los entrenamientos en Las Rozas desde algún agujero o atalaya oculta. Y es que deben estar sucediendo allí cosas prodigiosas. «Siempre soy optimista, pero después de ver cómo se han adaptado los jugadores a estas circunstancias adversas sólo nos esperan cosas positivas y muy bonitas». «Estamos preparados para dar mucha guerra». «El trabajo está siendo un espectáculo. La actitud, el compromiso y la receptividad están siendo espectaculares, como muy pocas veces he podido ver». «No tengo ninguna duda sobre este equipo». «Lo que me hace pensar así es la intensidad que veo en cada entrenamiento. Es de chapeau». «La convivencia está siendo perfecta, ejemplar».

En fin, que la concentración de La Roja puede estar siendo peculiar, desde luego inconveniente para preparar a un equipo y, por supuesto, incómoda en muchos momentos, empezando por el incordio de tener que comenzar el día con un PCR a las ocho de la mañana y luego esperar los resultados hasta después de comer. Por otro lado, las estrictas medidas de prevención y profilaxis, como la de impedir a los futbolistas que juegan en el mismo puesto no coincidir a menos de tres metros, tampoco es que ayuden a rebajar la tensión. Aunque se les puede ver la gracia y ser objeto de bromas. A este paso en los ascensores de Las Rozas sonarán alarmas no por exceso de peso sino porque coinciden dos laterales izquierdos. Pero a pesar de todas estas circunstancias, y atendiendo al tono y a las palabras de Luis Enrique, podemos hablar de una situación idílica.

Lo cual, por supuesto, hay que celebrar. Como también hay que celebrar que el seleccionador rebajase de forma fulminante ese exagerado dramatismo infantil que surge tantas veces con las cosas del fútbol. «Esto es un juego de niños comparado con las cosas que he tenido que vivir», dijo el asturiano, que abordó con mucha concreción todos los temas menos el de la vacunación. Éste lo dejó en vía muerta y tampoco es de extrañar teniendo en cuenta el lío que se ha montado.