Los que saben juegan en Wembley

España ha llegado a Wembley con ganas de jugar su mejor fútbol. Roberto Mancini no encuentra solución en los primeros cuarenta y cinco minutos al planteamiento táctico de Luis Enrique. La posesión, las ocasiones, el equipo se gusta y juega, mientras Italia lo intenta y se frustra. No pareciera que el descanso haya servido para mucho, quizás para confirmar el planteamiento de España frente a una Italia que como único recurso táctico adelantaba líneas, pero sin poder deshacerse de la permanente presión a la que era sometida.

Precisos cambios de juego y un par de oportunidades iban consolidando la fe del equipo para llegar a la final. La solidez en defensa de Laporte y el tiempo, la posición y sobre todo la dirección de Busquets sirvieron hasta que una jugada en velocidad, superando por primera vez la presión hizo que Italia convirtiera en gol, un disparo de Chiesa que recordaba el que Insigne marcó ante Bélgica.

El partido quería romperse, pese a que ambos equipos seguían jugando a lo suyo, con una Italia que comenzaba a encontrarse más cómoda sabiendo que el marcador presionaba a España. Y, de repente me acordé de otro Wembley de otro partido de España, de otra Euro, con otros protagonistas y pensé que los que saben jugar lo hacen en Wembley, pero una vez más la esquiva suerte hizo que no fuera así.

Otra vez, Wembley nos vio jugar, pero Italia estará en la final.