Los entrenadores clásicos solían decir que confeccionaban los equipos en base a una columna vertebral inamovible formada por portero, un central marcador expeditivo, un organizador y un delantero centro. A partir de ahí, todo giraba alrededor de ese eje medular y era más cambiante. Eran ... la Alemania de Torpedo Müller, la Italia de Paolo Rossi, la Holanda de Van Basten, la Inglaterra de Alan Shearer y, más recientes, la Portugal del insaciable Cristiano y hasta la Francia del siempre cuestionado Oliver Giroud. Las selecciones que disponían de un 'killer' tenían mucho ganado.
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Sin embargo, la España del tiqui taca comenzó a utilizar la figura del falso ariete o nueve mentiroso, con Cesc Fàbregas en ocasiones en esa demarcación y David Villa escorado a la izquierda. Ese ejemplo de fútbol extraordinario gracias a centrocampistas sublimes se fue exportando y lo copiaron algunos entrenadores como Joachim Low en Alemania, país que siempre se caracterizó por esos 'panzers' indefendibles. Desde entonces, la figura de ese referente, capaz de recibir un melón de espaldas y sacar siempre algo, de fijar a los centrales y de ser un incordio en los balones colgados al área, fue perdiendo vigencia. Incluso el Real Madrid, club que siempre tuvo enormes goleadores, se ha paseado en el último torneo de la regularidad y ha ganado la Champions con Bellingham en la mediapunta y sin un '9', ya que el rol de Joselu fue solo un recurso.
En esta Eurocopa más bien ramplona, a excepción de España, Alemania y algunos detalles aislados de otras selecciones, los grandes goleadores están desaparecidos. La lista de artilleros la encabezan con solo tres dianas el neerlandés Cody Gapko, a quien la UEFA ha quitado el gol que se le dio en cuartos ante Turquía porque fue de Mert Muldur en propia meta, el alemán Jamal Musiala, el georgiano Georges Mikautadze y el eslovaco Ivan Schranz.
Ni rastro de Cristiano Ronaldo, tampoco del ucraniano Dovbyk, pichichi en la Liga española, solo dos dianas de Harry Kane, también del suizo Embolo, y apenas una de Álvaro Morata, Robert Lewandowski y Kylian Mbappé, estos dos últimos de penalti. Es evidente que no es un torneo de goleadores, al menos por el momento. Se juega en general más a contemporizar, a controlar la situación en el centro del campo. Solo cuando los partidos se empinan, los entrenadores recurren a ese otro fútbol de siempre, con un punta definido y balones colgados al área.
Algunos cruces de cuartos de final, sin embargo, han puesto de manifiesto la relevancia del '9' de toda la vida. En el gran duelo de Stuttgart entre los anfitriones y España, Julian Nagelsmann regaló un buen tramo del partido al prescindir de inicio de sus atacantes más definidos. Con Havertz de falso nueve, Leroy Sané y Musiala en las bandas y Gündogan en el enganche, España se sintió cómoda. Con la incorporación de Florian Wirtz, autor del empate que forzó la prórroga, y sobre todo del Füllkrug, La Roja se metió mucho más atrás y sufrió de lo lindo.
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El ariete del Dortmund no es titular para Nagelsmann, pero anotó dos goles, uno de ellos para rescatar a la 'Mannschaft' ante Suiza y darle el primer puesto del grupo. Enfrente, España bajó cuando Morata, agotado, fue sustituido, y se quedó el equipo sin alguien que aguantase el balón. Sin él y sin Lamine Yamal y Nico Willilams, el combinado de Luis de la Fuente vivió sus peores minutos. Se recompuso en la prórroga y el técnico riojano arregló su error al introducir a Joselu en el 102. Casualidad o no, con el cuñado de Carvajal en el campo, llevándose la marca de los defensas, llegó el cabezazo para la historia de Mikel Merino, totalmente libre de vigilancia.
Ante Turquía, en los Países Bajos resultó determinante para darle la vuelta a situación que emergiese en la segunda parte Wout Weghorst, ese gigantón al que Leo Messi señaló en el Mundial de Catar con el famoso «qué mirás, bobo». No marcó pero estuvo en casi todas, dio mucha más presencia ofensiva al combinado de Ronald Koeman, y encerró a los turcos.
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Con su presencia, Memphis retrasó su posición y desde el enganche fabricó las mejores jugadas. El delantero del Hoffenheim se llevó a los defensas con él en la acción del empate del central De Vrij, a centro de Depay. Weghorst también fue clave en el sufrido partido ante Polonia en la primera fase, igual que el serbio Luka Jovic evitó sobre la bocina la derrota de su país ante Eslovenia en esa fase de grupos. Los puntas se reivindican.
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