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Inglaterra - Alemania | Eurocopa 2020-2021 Octavos de final

Inglaterra se cura de su pesadilla alemana

La selección de Southgate despide a Löw y a Müller con un 2-0, en un partido muy equilibrado

iñigo gurruchaga

Martes, 29 de junio 2021, 00:18

Inglaterra jugará los cuartos de final de la Eurocopa contra Ucrania o Suecia, tras una victoria contra Alemania que se considera histórica por los aficionados de su selección y que fue el desenlace de un partido muy igualado entre dos selecciones que jugaron con un estilo similar.

Comenzó con un espejismo. Aunque los dos equipos tenían el mismo dibujo, 3-4-3 en la posesión y 5-2-3 en defensa, los ingleses parecían haber retornado en los primeros minutos al balón largo o al aún antiguo 'dribbling'.

Pero Inglaterra fue asentándose. El juvenil Saka, 19 años, intentaba reproducir la penetración por la banda que logró contra la defensa Chequia, Sterling lanzaba un buen disparo desde fuera del área y la defensa inglesa permanecía compacta. El partido entró en una fase de neutralización recíproca, característica del fútbol moderno jugado por equipos de élite.

Inglaterra

ickford; Walker, Maguire, Stones; Trippier, Philips, Rice (Henderson, m.88), Shaw; Saka (Grealish m.69), Kane, Sterling.

2

-

0

Alemania

Neuer; Ginter (Can, m.88), Hummels, Rüdiger; Kimmich, Kroos, Goretzka, Gosens (Sané, m.88); Havertz, Müller (Musiala, m.91) y Werner (Gnabry, m. 69).

  • Goles: 1-0. Sterling, m. 75, Kane, m. 86.

  • Árbitro: Danny Mekkelie (HOL). Amonestó a Rice (m.8), Philips (m.45), Maguire (m.77) por parte de Inglaterra y a Ginter (m.25) y Gosens (m.72) por parte de Alemania.

  • Incidencias: Partido correspondiente a los octavos de final de la Eurocopa disputado en el estadio de Wembley (Londres) ante 41.973 espectadores.

La calidad era innegable, la búsqueda de una ventaja marginal era sistemática. Toda aventura es arriesgada. Causa poca emoción a los espectadores neutrales, pero es la pauta de los mejores equipos europeos.

Otro centro envenenado de Kimmich prologó la mejor ocasión alemana. Havertz le metió en el minuto 31 un gran balón hacia el área a Werner, ambos colegas del Chelsea, y como es habitual el ariete alemán no marcó. Pickford, guardameta inglés, también culpable con su buena cobertura en la salida. La primera parte terminó con la mejor ocasión inglesa. Sterling penetró por el centro de la defensa y un rebote entre los alemanes amasados para detenerlo llegó a Kane, solo ante Neuer, pero no pudo controlar el balón.

Havertz era de nuevo el más libre y el más vistoso en el inicio de la segunda parte. Al despeje de un córner, voleó en el 48 un zurdazo que iba al larguero y que Pickford desvió fuera con las puntas de los dedos. Las defensas se imponían y su desequilibrio podría llegar de los laboriosos Havertz o Sterling, cuya explosiva velocidad crea siempre expectativa, aunque termine tantas veces en cansina imprecisión en el toque de balón.

Se abrió una fase de tanteo y de especulación sobre los penaltis, era un partido sin aparentes deseos de riego. Lo asumió de nuevo Sterling, que recogió en el 74 un balón por la derecha, se fue en diagonal al área, buscó la pared con Kane, pasó a la izquierda a Grealish, que acaba de entrar en el campo, siempre anhelado como dotado de creatividad necesaria para la selección. Dio esta vez un pase evidente a Shaw, abierto más a su izquierda y el zurdo del Manchester United la pateó rasa al área pequeña donde Sterling remató.

El extremo o falso nueve del Manchester City estuvo en un tris de caer de nuevo a los infiernos de la grada cinco minutos después. Su extraño paseo en dirección a su portería fue alterado por Kroos, que le acoso por detrás y le robó el balón con un buen punterazo que fue a Harvetz, quien de nuevo metió otro gran pase, esta vez a Müller, a Thomas Müller, gran personaje de la Alemania tan exitosa de Joachim Löw y del Bayern Munich de la última década.

Avanzando solo y con el balón en su pie hacia la portería de Pickford desde la mitad del campo inglés, el delantero con cuerpo de goma y cerebro enredador y oportunista arrojó por la borda décadas de prestigio sobre la eficacia de los alemanes en estos lances, dándole al balón un patada de chiste.

El fallo de Thomas Müller entra así en la historia inglesa de los próximos días con el mismo rango que la Revolución Gloriosa de 1688-89. En las notas a pie de página, constará que Shaw y Grealish se aprovecharon del desorden en los minutos finales, que éste centró a Kane, quien al fin marcó su primer gol.

El Inglaterra-Alemania de este martes en Wembley, ante 45.000 espectadores, solo es un duelo de octavos de final, pero hay tanta sensibilidad en el entorno, miedo al fracaso de los contendientes y cuentas pendientes deportivas, políticas, culturales y sociales, que parece la ... madre de todas las batallas. Para los futbolistas, hinchas y críticos locales, los germanos son los enemigos acérrimos generación tras generación. Y siempre que se aproxima un capítulo más de una rivalidad casi tan antigua como el fútbol, los tabloides británicos agitan incluso los recuerdos de la lucha contra el nazismo. Todo vale con tal de vender ejemplares y de conseguir una motivación extra en los 'Three Lions'.

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