El triunfo de una defensa solidaria

El minuto 126 del España-Alemania cambió los planes de Luis de la Fuente para la semifinal frente a Francia. La segunda amarilla que vio Dani Carvajal supuso que España no solo perdiera a su lateral derecho titular, sino al futbolista destinado a no dejar ni un centímetro de espacio a Kilian Mbappé. Pero el seleccionador tenía un recambio de garantías, un futbolista que se ha medido a los mejores durante su larguísima y exitosa carrera deportiva. A sus 38 años, Jesús Navas es el único futbolista de La Roja que aguanta de aquella selección campeona del mundo en 2010, que también vivió el éxito en la Eurocopa de 2012, que ahora en el ocaso de su carrera vivirá una nueva final y que supera los 900 partidos oficiales disputados.

Un recorrido que le ha dado las herramientas necesarias para afrontar una semifinal como la de anoche, donde la movilidad y la calidad de un Mbappé ya sin máscara le provocaron problemas en el primer tramo del encuentro, donde además las ayudas defensivas de Lamine Yamal no llegaban con la intensidad necesaria. Así, en el minuto ocho, el de Los Palacios tuvo que recular para defender a Mbappé y romper el fuera de juego, y eso lo aprovechó la estrella gala para colocar un centro en la cabeza de Kolo Muani.

No mejoraron de inmediato las cosas. Cinco minutos después, el veterano lateral derecho sufrió un resbalón que le obligó a derribar a un Rabiot que se disponía a abrir el juego hacia Mbappé. Una falta necesaria que cargó a Navas con una amarilla demasiado pronto. Pero ahí se ve la experiencia y la personalidad de cada futbolista. Y el andaluz no se arruga tan fácilmente. Al contrario. Se centró en hacer su trabajo y con España lanzada tras empatar con un golazo de Yamal, colocó un balón a Dani Olmo que supuso el 2-1.

En la segunda parte, más problemas para De la Fuente. El veterano Navas acusó el esfuerzo y se tuvo que retirar en el minuto 57 con un problema en la cadera. La solución del seleccionador fue la de meter a Vivian en el centro de la defensa y trasladar a Nacho al lateral derecho para que éste completara un partido con mayúsculas. Y no era un reto sencillo, ni mucho menos. La salida de Barcola fue una tortura para la defensa roja.

Francia buscó el empate a través de la velocidad y el desborde del futbolista del PSG, pero Nacho, apoyado en el repliegue defensivo por las aportaciones defensivas de Yamal y por la inestimable ayuda de Vivian, logró abortar el peligro. Por el otro costado, el infatigable Cucurella llegaba a todos los balones y amargaba la noche a Dembélé, y en el centro de la defensa, el líder era un Laporte que está completando una Eurocopa enorme. Si en el tempranero gol de Kolo Muani llegó en un desajuste, el resto del encuentro fue una lección de saber estar y anticipación, y ni el cambio de posición de Mbappé ni la salida de un histórico como Giroud lograron encontrar grietas en la defensa más solidaria.