Sadurní
Sadurní
Sergi Font
Barcelona
Domingo, 14 de julio 2024, 00:35
Salvador Sadurní (L'Arboç, Tarragona, 1941) fue un espectador de lujo en la final de la Eurocopa de 1964. Considerado uno de los mejores porteros de Europa y de la historia del Barcelona, fue suplente de Iribar ante el partido decisivo frente a la URSS. « ... Fue muy importante porque fue la primera vez que la selección ganaba un título de prestigio. Además, la final fue ante los rusos, que tenían un portero muy famoso: Yashin, la araña negra. Le hicimos dos goles que si me los hubieran marcado a mí igual nunca más hubiera sido internacional. Venía precedido por una gran fama y a la hora de la verdad…», recuerda en conversación con este periódico.
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Sadurní echa la vista atrás y explica que «el fútbol no ha cambiado demasiado». «Ahora hay el VAR, los porteros no blocan tanto… Tal vez hay más presión por parte de la prensa, que aprieta mucho. Hay muchos periodistas. Antes dos o tres cubrían todo un torneo», apunta. El tarraconense desmiente la importancia para el portero de tener que saber jugar con el pie: «La misión del portero es que no le hagan goles, lo de salir jugando es problema de los otros. Si puedes ayudar a que jueguen perfecto, pero la misión del portero es no encajar».
Sadurní no entiende por qué ahora los porteros prefieren despejar balones que blocarlos. «Supongo que la pelota ahora no pesa tanto, es más viva y es más difícil blocarla, pero tienen una ventaja que no había en mí época: unos guantes con los que prácticamente la pelota se queda enganchada en la mano. En mi tiempo no podías ir a despejar porque había unos delanteros centro que si se te escapaba un balón y quedaba por allí muerto…», rememora y sonríe al recordar una anécdota. «Hubo uno que dijo que se paraba en dos tiempos… mentira podrida… Era porque a los porteros se les escapaba la pelota y cogían su propio rechace. Quedaba más bonito decirlo así. Al famoso Arconada se le escapaban muchas pelotas y entonces sacaron este término para no decir que se le había escapado», explica riéndose.
En lo que Sadurní sí reconoce que ha cambiado mucho el fútbol es en las cantidades económicas que se manejan: «Dónde va a parar… Ahora se paga demasiado dinero. Con mi primer contrato con el Barcelona, que fue de cinco años, percibía 125.000 pesetas (750 euros) al año. Tuve la suerte que en el segundo año me hicieron internacional y entonces la ficha automáticamente se doblaba, pasé a ganar 250.000 pesetas (1.500 euros). Antonio Ramallets, que ha sido uno de los grandes porteros que ha pasado por el Barcelona, ganaba 300.000 pesetas (1.800 euros)».. Y añade: «Ahora, además, el fútbol es muy hipócrita… El jugador se besa el escudo… Mentira podrida porque si el próximo año otro le paga más, cambia de equipo. El sentimiento de club se ha perdido. Los catalanes en el Barça lo dimos todo, sentíamos más los colores, la gente era más compañera. Ahora solo miran por sí mismos. Ahora cuando van concentrados están en habitaciones individuales, en mi época íbamos de dos en dos. Yo estuve 14 años con Eladio. Dormía más con él que con mi mujer».
El exportero pone un ejemplo de cómo ha cambiado el mundo del fútbol. «En aquella época, los jugadores le hicimos una oferta al club… Segarra, Gensana, Gracia, Vergés, Ramallets… fueron al club y ofrecieron sus sueldos para poder pagar el nuevo estadio. Igual que ahora…». Y recuerda una anécdota de aquella Eurocopa del 64: «En la concentración vino a visitarnos Sara Montiel. Estuvo con nosotros y Pereda, que era un chulito, hizo como que la conocía de toda la vida y nos la presentó a todos. Le pasaba un palmo…».
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Sadurní regresa al presente y no tiene dudas: «Ganará España, tengo mucha fe y veo el trabajo de Luis de la Fuente. Al seleccionador le doy un diez porque se ve que todos los jugadores están muy implicados y la táctica que hace». En cuanto a la portería se siente confiado, pero lanza un dardito a Unai Simón: «De vez en cuando nos hace alguna animalada con el pie, pero estamos muy bien». Y concluye elogiando a Lamine Yamal: «No me ha sorprendido porque ya lo seguía en el Barcelona y todos los que hablaban de él decían que tenía un gran desparpajo. Es un segundo Messi. Tendremos un segundo Messi, afortunadamente».
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