En este mundillo tan tópico y estereotipado, repleto de medianías endiosadas por quienes les rodean y supuestamente aconsejan, da gusto escuchar a tipos tan maravillosa y sorprendentemente normales como Rodrigo Hernández, considerado por una voz tan autorizada como la de Pep Guardiola el mejor mediocentro ... del mundo. Alejado de las redes sociales, de modas pasajeras, del pelo teñido y hasta de los tatuajes, el centrocampista madrileño muestra fuera del campo una personalidad casi tan definida como en el terreno de juego, donde a base de inteligencia, precisión, liderazgo y visión de juego, gobierna a sus compañeros.
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Dice su amigo Álvaro Morata que si Rodri cuidase más el marketing, seguramente el curso pasado hubiese ganado el Balón de Oro tras conquistar la Premier y la Champions con el City. Se quedó solo con el privilegio de ser el único español entre los nominados, circunstancia que no le quita el sueño. «Lo siento mucho, pero no juego al fútbol por marketing ni por los galardones individuales. Solo busco los éxitos colectivos, el resto es consecuencia de ellos», zanjó.
A sus 27 años, el sucesor natural de Sergio Busquets, lo ha ganado todo con el club del Etihad y se siente en disposición de desquitarse de la semifinal perdida por penaltis ante Italia en la pasada Eurocopa y poder sumar otro título internacional a la Liga de Naciones lograda el pasado año con la selección. Confía en la valía de sus compañeros, menos mediáticos que antaño, y en el técnico Luis de la Fuente, al que conoce bien de las inferiores. Asume que el tranquilo técnico riojano es muy diferente al puntilloso Pep Guardiola y al obsesivo Cholo Simeone, y trata de adaptarse. No obstante, Rodri es de lo que cree que al final el fútbol tiene unas pautas que marcan los estrategas, pero se fundamenta en la interpretación de los jugadores.
¿Qué aporta Luis de la Fuente?, se le pregunta al ex de Villarreal y Atlético en la jornada abierta a los medios de comunicación en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. «El míster ha sabido muy bien dedicar su energía a ser entrenador, alejado del ruido exterior en la Federación. Luis entiende muy bien que no es lo mismo ser entrenador de un equipo que seleccionador y siempre asumió que este combinado necesitaba tiempo para asimilar sus ideas. El grupo le acogió muy bien desde el primer minuto y se ha visto el campo», desgranó Hernández.
¿Diferencias con Guardiola?: «Está claro que no jugamos igual que el City. Aunque la filosofía sea parecida, cada entrenador tiene sus matices. Está claro que aquí tengo que cambiar el chip y adaptarme. Luis (De la Fuente) nos pide ser más verticales y tener la posesión no solo para controlar el juego sino para intentar siempre daño al rival. El objetivo es ser más contundentes en las áreas, pero una cosa es decirlo y otra implementarlo», expone el faro español.
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Más allá del guion que escriba o dibuje el jefe sobre la pizarra, entiende Rodri que «es el jugador el que tiene que interpretarlo en el campo». Para ello, se trata de «ser inteligentes, conscientes de los perfiles de los jugadores que tenemos». «Si el míster tiene una idea y la enriquece con futbolistas para ejecutarla, nosotros luego tratamos de retroalimentarnos», subraya.
Confiesa el 'cityzen' que durante la convivencia en el cuartel general de la selección no se habla mucho de fútbol, pero sí en los prepartidos, en los calentamientos. «En ese momento nos hablamos mucho, nos hacemos las indicaciones necesarias. Al final, hay que respetar las cualidades y la libertad de cada jugador para que con España demuestre el potencial por el que le han convocado» insiste Rodri, convencido de que para ganar en el fútbol moderno hay que «manejar los detalles, sobre todo en las áreas, y buscar que la selección funcione como un equipo».
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Al preguntarle si prefiere jugar con un escudero o como pivote único en el centro del campo, Rodri se refiere a la versatilidad. «En la selección cambiamos bastante en función del momento y de los rivales. A la hora de defender prefiero estar acompañado pero en ataque, cuanto más jugadores tenga por delante, mejor para mí».
¿Falta talento en esta joven España?, le cuestiona directamente un periodista británico. Respuesta inmediata de Rodri: «Ni nos falta, ni nos sobra. Somos los que somos, el míster trae a los que considera mejores del país y tenemos nuestras armas. Otras selecciones seguro que cogerían cosas nuestras, y nosotros también virtudes de otros. Nos miramos en lo que podemos controlar y a partir de ahí se trata de crecer para competir».
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Pone el foco en los jóvenes, en jugadores diferentes para romper por banda como Nico Williams y Lamine Yamal. «Han venido dos chicos con condiciones muy distintas que te dan una variedad muy enriquecedora. Uno zurdo, otro diestro, los dos con velocidad, regate y desparpajo. Son grandes ayudas para un mediocentro, para poder picar al espacio».
Defiende la «calidad y capacidad goleadora de Morata», al que siempre agredecerá el gesto que tuvo con él al cederle el brazalete de capitán en el amistoso del Bernabéu ante Brasil horas después de que Rodri hubiese perdido a su abuelo, e insiste en que ve a España con claras posibilidades de éxito, de quitarse esa espina de 2020. «Siempre tenemos una ilusión muy grande. Hicimos las cosas muy bien en ese Europeo, pero al final el fútbol son detalles. Si damos el pasito adelante a la hora de dominar los momentos, que es lo que impera en el fútbol actual, habremos avanzado mucho». Palabra de Rodri, uno de los capitanes.
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