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José Carlos Carabias
Enviado especial a Donaueschingen
Lunes, 1 de julio 2024, 17:06
En el estadio del Colonia llueve con fuerza cuando, liberados y entusiastas, los jugadores de la selección española gritan su victoria al final de un partido áspero de octavos de final ante Georgia. Aúllan Dani Olmo y Carvajal frente a la grada donde se ... regocijan los aficionados españoles, presentes en mayor número esta vez que en los duelos anteriores. «Hemos sufrido por la incertidumbre, pero no por el resultado», resumió luego el seleccionador Luis de la Fuente.
Los periodistas georgianos, algunos ataviados con la camiseta de su selección nacional, lamentan el primer gol de España (lo consideran fuera de juego de Morata) y auguran un feliz desenlace en el torneo a sus colegas españoles. «Vais a ganar la Eurocopa», pronostica uno de ellos.
La eliminatoria deja una versión doble de grietas y virtudes con beneficio para el marcador. Las victorias y los resultados siempre deciden el futuro, los comentarios, la tendencia en el fútbol y en el deporte. España gana, por tanto, tiene la razón de su parte.
«El fútbol es así -dice De la Fuente emulando a Vujadin Boskov-. Unas veces vas por delante y otras toca remar en contra. No se puede controlar todo, y en esas situaciones hay que tener entereza y calma. El partido invitó a la precipitación, y lo terminamos dominando desde el control y la calma. A estas alturas los rivales son muy buenos y generan muchos problemas, nos viene bien como enseñanza».
Desde el principio del torneo se anunciaba a los centrales Le Normand y Laporte como un punto débil de la selección. Sin que haya desentonado ninguno de los dos, tampoco la pareja ha ofrecido un rendimiento como para montar una fiesta. A Le Normand, autor de un gol en propia ante Georgia por perfilarse mal ante el acoso del delantero adversario, le cuesta imponerse en el juego aéreo. A Laporte, espléndido en la salida del balón, los desplazamientos largos y la técnica de golpeo, se le hace un mundo replegar hacia atrás y medirse contra atacantes rápidos, como fueron los georgianos. Ante Musiala, Mbappé y demás puede sufrir más de la cuenta.
A diferencia de la ligera grieta que se observa en la zona central de la defensa, el centro del campo muestra una solvencia superior. El partido de Rodri ante Georgia fue magnífico y queda para el recuerdo su gesto pidiendo calma a los compañeros cuando el partido se había agitado. «Estábamos alocados, habíamos perdido el control y necesitábamos esa calma -comentó el MVP de la eliminatoria-. Inglaterra tuvo que esperar al último suspiro, eh, no nos olvidemos. Hemos tenido ocasiones y se ha resuelto». La crítica lo ponía en duda, pero ahora Fabián es indiscutible por sus pulmones, su despliegue en defensa y ataque, su llegada al área y el volumen de campo que abarca.
Una de las situaciones que ha normalizado Luis de la Fuente es retirar del campo al jugador menos certero, se llame como se llame. Ante Georgia quitó a Pedri en el minuto 52. El barcelonista, que juega más avanzado que Rodri y Fabián, no termina de realizar un partido redondo, al nivel de los otros. No desafina porque su calidad es superior, pero la pujanza de Dani Olmo, uno de los favoritos del seleccionador, le puede llevar al banquillo de entrada ante Alemania.
El capitán de la selección es el jefe fuera del campo, según reconocen sus compañeros. El encargado de arengar a la tropa en el círculo íntimo que forman los jugadores en el campo antes de cada partido, el que alecciona a los más jóvenes… Sin negar su empeño y su actitud laboriosa en el césped, Morata no termina de arrancar en la Eurocopa. Solo ha marcado un gol, el primer día ante Croacia, y apenas ha generado más oportunidades ante Italia, Georgia (titular) y Albania (salió en la segunda parte por Oyarzabal). ¿Puede ganar España el torneo sin un tiburón del gol? Parece que sí.
La Eurocopa venía con un manual de estilo confeccionado desde la fase de grupos (toque, dominio, posesiones largas y balones a Nico o Lamine) y la selección demostró carácter y determinación para sobreponerse al sudor frío de un gol en contra, un rival encendido y un portero fantástico. Lo hizo con calma y paciencia, vuelta a empezar con el juego conocido, control del juego y balones a los extremos, al mando de Rodri.
Son la sensación de la Eurocopa, Lamine Yamal y Nico Williams. «Nos aportan frescura», analizó Rodri. «Lamine tiene que aprender que no siempre es necesario encarar, sino esperar», le aconsejó De la Fuente en rueda de prensa. Ambos extremos se encuentran en un nivel superior, la fantasía del azulgrana, el desborde del navarro. Una pareja que invita a los sueños en grande.
La estadística proyecta un cenizo en torno a la eliminatoria de cuartos de final contra los alemanes. España nunca ha ganado al anfitrión en la Eurocopa, tampoco en el Mundial. En la Euro la selección no venció a Italia en 1980 (empate a cero con los transalpinos), cayó con Francia en la final de 1984 (el gol de Platini que se le coló entre los brazos a Arconada), fue derrotada por Alemania en 1988 (dos goles de Völler) y cedió ante Portugal en 2004 (1-0). Otro dato de la estadística indica que España no ha ganado a los germanos en suelo alemán desde hace casi noventa años (1935, en un amistoso, 1-2).
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