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El fútbol de Aymeric Laporte siempre ha ido por delante de su edad. La habilidad ganaba a la biología. Nacido en Agen, la tierra de rugby, 'traicionó' el deporte de su padre y siguió los pasos de su madre. Nada de balón oval. Redondo. Se ... le veía venir desde pequeño, un prodigio de la naturaleza que quemaba etapas a velocidad de vértigo, metido en todas las selecciones inferiores de Francia y reclutado por el Athletic con apenas 14 años. Los rojiblancos lo mandaron al Aviron Bayonnais, club convenido, y luego lo trajeron a Lezama, donde empezó a escribir una hermosa historia que ha derivado en la participación en una Eurocopa. No con su país de nacimiento, sino con el de adopción, un pequeño lujo para la defensa de La Roja. Debutó oficialmente el otro día contra Suecia y dejó a todo el mundo boquiabierto: solvente, contundente, con galones, resolutivo, frío. En resumen, un líder. En el vestuario hablan maravillas de él y el mensaje es uniforme: «Hay central para rato».
- Aymeric Laporte nació en Agen (Francia) y tiene 27 años.
Clubes. Aviron Bayonnais, Athletic y Manchester City.
España. Nacionalizado el 11 de mayo, jugó contra Portugal (amistoso) y Suecia (oficial).
Luis Enrique está encantado con Laporte. Fue uno de los grandes defensores de su nacionalización, aunque antes ya se habían dado pasos para quitarle la camiseta azul y ponerle la roja. Hace más de un década, los responsables federativos le situaron en su radar. No terminaron de localizarle, aunque los intentos se sucedían de forma periódica. El defensa, captado y moldeado en la factoría de Lezama, acudía regularmente a las convocatorias de los combinados nacionales galos en todas sus categorías inferiores. Jugó 51 partidos, 19 de ellos con la sub'21, antesala de 'Les Bleus', donde había un muro infranqueable llamado Didier Deschamps. Llegó a convocarle hasta tres veces pero no le hizo debutar. El jugador expresó varias veces su «decepción» por no haber dado el salto definitivo a la absoluta, hasta que tomó la decisión de dar el sí a España. Hace poco más de un mes, el Real Decreto 333/2021 del 11 de mayo recogía la concesión de la nacionalidad al de Agen por carta de naturaleza. El central era por fin uno más de La Roja; un par de semanas más tarde figuraba en la 'lista Euro' de Luis Enrique.
Además de ser un futbolista excepcional, por el que el Manchester City pagó 65 millones al Athletic, Laporte también maneja el control de su vida y carrera. Nunca ha tenido un representante al uso y siempre se ha rodeado de poca gente, pero de confianza. Él es quien toma las decisiones, marca los tiempos, abre caminos y elige destinos, cómo y cuándo. Consulta y escucha, contrasta y atiende a los consejos de sus cercanos, pero tiene la última palabra y se hace lo que dice. Lo hizo incluso con el City: no quiso ir en 2016 y aceptó marcharse en enero de 2018. De hecho, había renovado y subido su cláusula de 50 a 65 millones, que luego pararon a las arcas de Ibaigane. Salió bien de Bilbao, aplaudido por la afición y se llevó cantidades industriales de cariño en las maletas. Sabe hacer las cosas y elegir el momento, la manera.
Así también optó por ponerse la camiseta de La Roja. Vio que la Federación le quería de una forma incondicional, al igual que Luis Enrique, y dio el paso. Era un deseo viejo que al final cristalizó en un apretón de manos. Laporte está feliz, como su entrenador y el vestuario. Dentro hablan maravillas del central, quien dio una pequeña muestra de su jerarquía contra Suecia. Tuvo poco trabajo, pero transmitía seguridad, liderazgo y seriedad en cada acción. Fue providencial para evitar el 0-1 de Isak y luego se midió al delantero en una peligrosa contra llevándose el balón con el cuerpo y el alma. También debutaba en una 'Euro' su socio en el eje de la zaga, Pau Torres, y lo hizo bien. Pero fue el de Agen el que portaba galones. Es algo innato, parte de su carácter.
Y eso que esta temporada no ha sido indiscutible con Pep Guardiola en el Manchester City. Dispuso de 27 partidos entre la Premier (16) -la pareja utilizada era Stones y Dias-, Champions (4), FA Cup (4) y EFL Cup (3). Pero su fútbol no se ha resentido y la clase la conserva intacta. Dicen que le quiere el Barça, pero esa no es la cuestión. La cuestión es lo que quiere Laporte. Siempre.
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