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La candidatura ibérica al Mundial de 2030 late con fuerza y ya tiene el aval institucional. Con motivo del enfrentamiento entre las selecciones de España y Portugal, los jefes de Estado y de Gobierno de ambos países escenificaron en el mismo decorado del partido, ... el Wanda Metropolitano, un acto de apoyo al proyecto de organización del torneo más importante del fútbol internacional. El Rey Felipe VI, el presidente de la República Portuguesa, Marcelo Rebelo de Sousa, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, y Antonio Costa, su homólogo luso, presidieron el acto de visibilización de la candidatura, todo un espaldarazo. Fue el colofón a una jornada en la que los dos jefes de Estado se reunieron por la mañana, antes de que Don Felipe invitase a Rebelo de Sousa a almorzar en una terraza próxima al Palacio Real, tras un distendido paseo por la Plaza de Oriente de Madrid que es reflejo de la buena relación entre ambos.
Los presidentes de las federaciones de fútbol de ambos países, Luis Rubiales y Fernando Gomes, exjugador entre otros clubes del Sporting de Gijón, continuaron así con el refuerzo de un proyecto que ya se puso de relieve en el duelo entre las dos selecciones disputado en octubre de 2020 en el José Alvalade de Lisboa. Esta vez, el encuentro tenía aún mayor simbolismo, pues conmemoraba el centenario del primer enfrentamiento futbolístico entre los dos países, disputado en diciembre de 1921 en el estadio de O'Donnell, en Madrid, con victoria española 3-1. No en vano, Portugal es el rival al que más veces se ha enfrentado España en toda su historia.
Ya el día anterior, tanto el estadio Metropolitano como el Palacio de Telecomunicaciones, sede del Ayuntamiento de Madrid, se convirtieron en símbolo visible del hermanamiento entre los dos países que optarán a albergar el próximo Mundial 2030. Desde las 22:00 hasta la medianoche, el feudo colchonero y la fachada del Palacio de Cibeles se iluminaron con los colores de las banderas española y portuguesa, en una acción organizada por la Federación Española de Fútbol (FEF).
El duelo servía además para el regreso del público en un partido de la selección española como local. España no jugaba aupada por su afición desde aquel lejano encuentro ante Rumanía en octubre de 2019, el último de la clasificación para la Eurocopa y marcado por la salida de Robert Moreno como seleccionador. Fue precisamente en el mismo escenario, en ese Metropolitano ayer engalanado con la presencia de hasta 15.000 espectadores. Durante muchos meses se ha anhelado el momento del regreso de los aficionados a los grandes estadios del fútbol español, vacíos durante el tramo final de la temporada 2019-20 y también durante la casi totalidad de la 2020-21, a excepción de las dos últimas jornadas solo en algunas comunidades.
La Comunidad de Madrid no era una de las que hasta ahora había podido permitir el regreso del público en los grandes estadios, por lo que el España-Portugal fue el primer partido de fútbol de primer nivel con aficionados en las gradas. En una tarde rozando ya lo veraniego, regresaron los puestos de camisetas, banderas y bufandas de los alrededores del estadio y el murmullo de las animadas conversaciones previas al partido. No fue con una gran entrada como era costumbre antes de la pandemia, más aún en un duelo entre dos selecciones de primer nivel. Las mascarillas y la distancia de seguridad siguen estando a la orden del día por la lógica precaución ante el virus, pero la jornada al menos sirvió para recuperar sensaciones ya casi olvidadas y calentar motores entre la afición española para el gran evento que se avecina en apenas una semana.
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