Secciones
Servicios
Destacamos
La Francia de Deschamps, un equipo de grandes futbolistas disfrazados de obreros de siderurgia, es desde hace diez años toda una unidad de medida para sus rivales. Hay que demostrar un gran nivel –el de un verdadero campeón– para superar a 'les bleus', rocosos, especuladores, ... competitivos y con el mismo espíritu de aventura que un buzón de correos. Y España demostró este martes en Múnich ese nivel. Fue mejor, propuso un fútbol superior, defendió con una solidaridad enorme cuando le tocó y tuvo calidad para marcar dos goles en cuatro minutos –el primero excepcional de Lamine Yamal– y remontarle a Francia, que se adelantó pronto en el marcador.
España
Simón, Navas (Vivian, m.58), Laporte, Nacho, Cucurella; Rodri, Fabián, Olmo (Merino, m.76); Nico Williams (Zubimendi, m.93), Morata (Oyarzabal, m.76) y Lamine Yamal (Ferran, m.93).
2
-
1
Francia
Maignan; Koundé, Upamecano, Saliba, Theo; Tchou, Rabiot (Camavinga, m.62), Kanté (Griezmann, m.62); Dembélé (Giroud, m.79), Kolo (Barcola, m.62) y Mbappé.
Goles 0-1, m.8: Kolo Muani. 1-1, m.21: Yamal. 2-1, m.25: Olmo.
Árbitro Slavko Vincic (esloveno). Amonestó a Navas y Yamal, de España; y a Camavinga y Tchouaméni, de Francia.
Son ya seis victorias seguidas de la Roja, un logro que no había conseguido hasta ahora ninguna otra selección en una Eurocopa. Y que no ha llegado precisamente por casualidad sino a base de sumar muchos méritos. España está siendo con diferencia el mejor y más excitante equipo del torneo, cada vez tiene más personalidad y empaque, y más alternativas en su juego. Este martes, durante la segunda parte, hizo una soberbia demostración de cómo controlar un partido eléctrico. Su lectura fue perfecta, como lo fue la disciplina defensiva del grupo y el liderazgo de algunos jugadores. Laporte, por ejemplo, estuvo hecho un mariscal. Basta con decir que, tras el descanso, obligada a remontar, la todopoderosa Francia sólo creó dos ocasiones, en sendos disparos de Theo Hernández y Mbappé.
El de este último fue en el minuto 86 y puede decirse que, tras ese fallo, la selección francesa cantó el gorigori. Y se supone que en el país vecino se abrirá un debate sobre la propuesta de fútbol de Deschamps. Son ya doce años con el entrenador de Baiona al mando de los 'blues' y, más allá del título mundial en 2018 y de las dos finales perdidas en 2016 en la Eurocopa y en Catar 2022, es lógico pensar que los aficionados franceses hayan llegado a un punto de hartura, a no aguantar más la sospecha, casi una certeza general, de que la calidad del fútbol de su selección está muy lejos de la calidad de sus jugadores, muchos de ellos desperdiciados, sumidos en una atmósfera tóxica de resultadismo que ya no da resultados, sin grandeza, incluso sin bravura siquiera para presionar arriba y tirarse a degüello cuando vas perdiendo y el reloj se acerca al minuto 90.
Todos hablaban de un choque largo y sin grietas, pero lo cierto es que se rompió mucho antes de lo que se esperaba. Aunque pudo hacerlo a favor de España, en un cabezazo que se le fue alto a Fabián en el minuto 5 a pase de Lamine, acabó siendo Francia la que se adelantó poco después, en una jugada muy similar, con un cabezazo de Kolo Muani a pase de Mbappé. Ese tanto tan tempranero dolió al equipo de De la Fuente, que pasó unos minutos de confusión y cometió un par de desajustes defensivos. En uno de ellos, Navas se ganó una amarilla en un derribo a Rabiot. A los de Deschamps, por su parte, el gol les animó un poco, pero también les provocó algo parecido al desconcierto, como si de repente el guión que tenían preparado hubiera cambiado y no supieran bien lo que hacer en esa nueva coyuntura.
No tuvieron mucho tiempo para hacerse preguntas los franceses, la verdad. Y es que España salió del atolladero con una de esas genialidades que nunca están previstas en los tratados de defensa y destrucción de entrenadores como Deschamps. Lamine se abrió espacio para chutar desde fuera del área y colocó un zurdazo maravilloso en la escuadra derecha de Maignan. El chaval apunta a figura universal. Fue gracioso cuando se fue a celebrarlo con sus compañeros de banquillo y, entre los abrazos, a Vivian se le pudo leer en los labios: «Eres el puto amo». Tras empatar, España se inflamó y cuatro minutos después, en el 25, consiguió el 2-1, en una bonita jugada que terminaron a medias entre Dani Olmo y Koundé, que se marcó en propia puerta.
Era de suponer que Francia se soltara de sus ataduras y apretara en busca del empate antes del descanso. No lo hizo. Siguió a lo suyo, dejando la iniciativa a su rival, sin ningún filo. Decir que España estaba cómoda puede parecer un disparate teniendo en cuenta la alta tensión del partido, pero lo que sí puede afirmarse es que no sufrió ningún calvario para controlar a su rival durante la segunda parte.
Espesa, sin una idea brillante, con el único objetivo de buscar a Mbappé y Dembelé para que sacasen algún conejo de la chistera, a Francia ni siquiera le cambiaron sus cambios. Y eso que fueron de mucha entidad. Camavinga, Griezmann y Barcola salieron en lugar de Rabiot, Kante y Muani en el minuto 62. Pues bien, salvo algún detalle del delantero del PSG, el impacto de las sustituciones fue casi nulo, como si los resortes internos de la selección francesa tuvieran tanta roña que ya da igual quien juegue. España demostró ser todo lo contrario.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.