Duelo de ensueño entre los últimos campeones del mundo

Al clásico orgullo francés se añaden muchos gallos en el mismo corral, uno más tras el indulto a Karim Benzema después de seis años de condena sin ir a su selección por su presunta implicación en el 'caso Valbuena'. Los días previos al estreno de Francia están marcados por su enésima polémica en una gran competición. No ha sido un terremoto como cuando Nicolas Anelka insultó al técnico Raymond Domenech en el segundo partido del Mundial de Sudáfrica 2010, lo que certificó la expulsión fulminante del altivo delantero, pero el ambiente no es el mejor en el seno de los 'bleus'.

Deschamps ha tratado de sofocar las llamas, pero el enfrentamiento entre Olivier Giroud y Kylian Mbappé por una cuestión de celos provocó un incendio. Resulta que tras el reciente amistoso ante Bulgaria, con claro triunfo galo (3-0) y doblete de Giroud, el ariete galo se sintió despreciado porque no le llegaba la pelota y estalló contra el joven astro del PSG, sin nombrarlo. «A veces pido los balones y no me llegan», se quejó. Esas declaraciones del ariete del Chelsea sentaron muy mal en el vestuario. Deschamps cerró filas y les conminó a centrarse en Alemania. Benzema, el deseado, está de vuelta y calla, pero se une a Kylian. No sintoniza con Giroud, al que acusó en 2020 de ser un kart mientras el madridista se definió como un Fórmula 1. «Un kart, pero campeón del mundo», contragolpeó Oliver hacia la línea de flotación de Karim.

Pelillos a la mar. Llegados a este punto, con Benzema y Mbappé formando una sociedad de ensueño y un tridente mágico al que se suma Antoine Griezmann, mucho más valorado en su país que en el Barça, Francia examina las ambiciones de Alemania, que hace tiempo no partía desde la 'pole' de favoritos en la parrilla de salida de un Mundial o una Eurocopa pero esta vez sí. Tras el fracaso del Mundial de Rusia, donde la 'Mannschaft' fue eliminada en la fase de grupos, Joachim Löw estuvo a punto de ser destituido. Ahora, ya sabe que su ciclo está acabado. Hansi Flick asumirá las riendas tras este torneo y emprenderá su revolución.

Disipadas las dudas sobre el estado físico de Griezmann y Benzema, el terrible ataque galo amenaza la estabilidad y fortaleza alemana. Nada de regalos, contundencia. Ese es el lema que se imponen los zagueros de la 'Mannschaft'. «En ataque ellos son muy fuertes y nosotros debemos estar preparados para acciones de uno contra uno. Dependerá de nosotros, los defensores, creo que eso puede marcar la diferencia. No ser siempre amables y tratar de salir adelante con un fútbol bonito. Contra jugadores así, hay que enviar también un mensaje... y pronto», avisó en las horas previas el rudo Antonio Rüdiger. «Cada uno pelea con sus armas. Las nuestras son jugar juntos nuestro fútbol. Si las suyas son esas...», respondió Mbappé sobre esa amenaza velada. «Nos gusta jugar este tipo de partidos, son sueños de infancia», apostilló el delantero más deseado del planeta junto al noruego Erling Haaland, sin el gran escaparate de la Eurocopa.

«En cada partido, las estadísticas pueden ser invertidas», advierte, prudente, el seleccionador francés al cuestionarle sobre la buena racha de su tropa ante el ejército alemán, con tres victorias y dos empates en los últimos compromisos. Los 'bleus' no tienen el palmarés de su enemigo, que cuenta con una Eurocopa y dos Mundiales más en su inmaculado historial, pero desde hace tiempo pueden mirar a los germanos por encima del hombro. Sobre todo, tras derrotarles con un doblete de Griezmann en la semifinal del pasado Europeo, un éxito reeditado por los franceses en su último duelo de 2018, valedero para la Liga de Naciones (2-1). Otro dato, sin embargo, apunta a un choque más igualado: desde la implantación de la fase de grupos en 1980, Alemania nunca perdió su primer partido en 10 participaciones en la Eurocopa. Francia, en ocho presencias desde entonces, tampoco.

Cuatro componentes de los 'bleus' se sentirán como en casa en Múnich: Benjamin Pavard, Lucas Hernández, Corentin Tolisso y Kingsley Coman se verán las caras con varios de sus compañeros en el Bayern (Manuel Neuer, Serge Gnabry, Joshua Kimmich y Thomas Müller). «En el club son mis amigos, pero durante el partido serán mis rivales. No habrá regalos, si hay que meter el pie, lo meteré», lanzó Pavard. Antes de enfrentarse a Hungría y de cerrar la fase inicial ante Portugal, vigente campeona, los franceses actúan en tierra hostil.