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José Carlos Carabias
Enviado especial a Villingem
Martes, 25 de junio 2024, 23:17
Inglaterra es, de momento, una llamada al pundonor sin juego que administrar. Voluntad y deseo mostró ante Eslovenia, dejó ronchas de piel en el césped, pero no consiguió su objetivo. Ganar y convencer. El empate le sirvió para pasar como primera de grupo. Dinamarca es ... segunda y Eslovenia también pasa como tercera.
El árbitro francés no concedió un segundo de prolongación en la primera mitad porque poco o nada pasó. Recorrido insustancial por las entrañas de Inglaterra, juego plano de los hijos de Gran Bretaña, escasa aportación de Eslovenia y más tedio que otra cosa en Colonia.
Inglaterra se muestra agarrotada, próxima al desgaste funcional de un equipo que ha somado demasiadas veces en las casas de apuestas y siempre se queda a las puertas, falto de ese empujón final que lo aproxime a alguna pieza de primer nivel. Se aprecia el estrés social de las islas en los movimientos de los británicos, caras adustas, gestos destemplados, demasiadas alusiones al fallo del compañero.
Inglaterra
Pickford, Walker, Stones, Guehi, Trippier (Alexander-Arnold, min. 84), Gallagher (Mainoo, min. 46), Rice, Saka (Palmer, min. 70), Bellingham, Foden (Gordon, min. 89) y Kane.
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Eslovenia
Oblak, Karnicnik, Drkusic, Bijol, Janza (Balkovec, min. 90), Stojanovic, Cerin, Elsnik, Mlakar (Stankovic, min. 85), Sporar (Celar, min. 85) y Sesko (Ilicic, min. 74).
Árbitro: Clément Turpin (Francia). Amonestó a Trippier, Janza, Guehi, Bijol y Foden.
Incidencias: Partido correspondiente a la tercera jornada del grupo C de la Eurocopa, disputado en el RheinEnergieStadion de Colonia.
Las opiniones de Lineker y Shearer han generado un ambiente de ansiedad en los ingleses, que ni ganaban con aquellos ni parecen en posición de hacerlo con estos. Es Harry Kane el más afectado. Se le nota en la premura para soltar tiros, unas veces desviados, otras inocentes y siempre carentes del peligro que se le supone al delantero del Bayern de Múnich.
A Bellingham, hiperactivo en el Real Madrid, le consume esa nube y apenas apareció en los cuarenta y cinco minutos iniciales. Quiere el balón, lo reclama por personalidad y galones, pero hace poco con él. Demasiado pase atrás, poca opción para conectar con Foden o Trippier. Bellingham siempre es una amenaza, pero no se acercó a Oblak, no sorprende, está metido en el agujero.
En esa sinfonía quebradiza que ni Gallagher ni Rice ordenan, solo Trippier y Foden asoman la cabeza para ilusionar a su parroquia. El delantero del Manchester City es una centella con la pelota en el pie izquierdo, pero en su camino siempre había una legión de eslovenos defendiendo a Oblak. A Trippier le corresponde la creatividad, buenos pases desde la banda contraria a su pie, centros estupendos desde los lados e intuición para buscar socios.
Del lateral partió la mejor ocasión británica, un pase a Bellingham y este, de primera a Foden, que estaba en fuera de juego e invalidó el servicio que Saka llevó a la red. Fue lo mejor de Inglaterra antes del descanso, muy poco para un fútbol tan gigante.
Los 'british' se aplicaron en la segunda parte a la tarea de recuperar la pelota tras pérdida. Lo consiguieron en un noventa por ciento de las acciones y eso convirtió el partido en un frontón. Percutían y percutían contra la defensa eslovena, cada vez más cerrada y más poblada, una maraña de brazos y piernas en protección de Oblak. Eslovenia tenía muchos billetes para clasificarse con su tercer empate.
Mainoo aportó más empuje y robo que Gallagher, Inglaterra lo notó y sin maravillar con su fútbol, el combinado de Southgate puso cerco al marco de Oblak. Presencia constante, por las buenas o por las malas, con más ganas que juego. Sesko le sacó un cabezazo a Stones que se colaba.
Entró Palmer, el deseado en Inglaterra, y en unos minutos desplegó mayor variedad de registros que Saka. Al grupo de Southgate no se le puede negar la voluntad, un pundonor estimable, pero también un juego espeso, sin la claridad requerida.
A Eslovenia le valía el empate y alguna contra, no quería saber nada del partido. Inglaterra no desistió, buscó el gol con todo lo que tenía (la última, de Palmer), pero su dedicación exclusiva chocó contra una ceguera que de momento la nubla.
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