Croacia y República Checa firman un pacto de no agresión

Budimir vino al mundo en la localida bosnia de Zenica en 1991, justo en el momento en el que Yugoslavia saltaba por los aires. Todavía envuelto en una manta de bebé, prácticamente un lactante, huyó de su tierra natal y buscó refugio en Velika Gorica, en Croacia. Aún tiene familia en su país de nacimiento, pero su patria es ajedrezada. «La guerra nos hizo marcharnos», suele responder de forma escueta. Por si no bastaba con el conflicto bélico, la tragedia golpeó a la familia Budimir en forma de fallecimiento de su padre en un accidente de coche. Un golpe durísimo encajado por el pequeño de la casa, entregado al fútbol en cuerpo y alma.

Tampoco lo ha tenido fácil en su profesión. Con solo 29 años, el fichaje más caro en la historia de Osasuna -los rojillos han pagado ocho millones por él al Mallorca- ha militado en diez clubes diferentes de cinco países distintos: Croacia (NK Radnik, Gorica, Inter Zapresic y Lokomotiva Zagreb), Austria (LASK Linz), Alemania (St. Pauli), Italia (Crotone y Sampdoria) y España (Mallorca y Osasuna). Deslumbró en el conjunto bermellón y finalmente se trasladó a El Sadar, primero como cedido y luego en propiedad de los navarros, con los que marcó 12 goles en la Liga.

Amante del boxeo y las artes marciales mixtas (UFC), Budimir estudiaba Económicas a distancia en la Universidad de Zagreb. Mientras tanto, los goles iban llegando. Admirador de Mandzukic, Dzeko, Milito y Drogba, el año pasado debutó con la selección absoluta de Croacia y ahora está en la Eurocopa. Lleva siete partidos con los ajedrezados y un tanto anotado. No tuvo minutos en la derrota ante Inglaterra, pero hoy aguarda una oportunidad ante la República Checa. Sabe esperar. Un 'cisne' con mucho veneno.

Cuando dos equipos tienen más miedo a perder que ambición por ganar y

A pesar de su situación más desahogada comenzó mejor el conjunto checo. Le costó tomarle la temperatura al partido a esa pareja de centrocampistas formada por

El guion del duelo pareció variar a raíz de un despiste en el despeje del sevillista Vaclík, que estrelló el balón contra el cuerpo de Rebic para susto checo. La experimentada Croacia creció a partir de ahí para ir haciéndose dueña del juego. Ya aparecía el magisterio de Modric y esa es la señal definitiva de que la cosa va bien para la actual subcampeona del mundo. Fue un espejismo que duró apenas unos minutos, pues República Checa acabó mejor la primera parte y encontró el premio a través de un penalti indicado por el español Del Cerro Grande tras revisión del VAR después de un

Al descanso la vieja guardia croata estaba al borde del abismo, pero enterrar a una selección con semejante espíritu ganador es una mala idea. Petkovic y el sub-21 Ivanusec entraron para otorgar frescura y tras apenas dos minutos de juego, Kramaric tiró de picaresca para poner un balón en juego rápidamente. El interista

La tranquilidad del empate, un mal menor que dejaba en sus manos la clasificación en la última jornada ante Escocia, le dio a Croacia un impulso extra pero otra vez fue una sensación efímera. Schick y Jankto aparecieron de nuevo por los dominios croatas para sacudir el partido aunque la más clara la tuvo Vlasic. El seleccionador checo, Jaroslav Silhavy, consciente de que el punto le permitía amarrar virtualmente la clasificación para octavos, retiró al goleador Schick y se dispuso a firmar un