César Soto Grado será árbitro internacional a partir del 1 de enero de 2022. Toda una sorpresa para el colegiado riojano, que concluyó la campaña 2017/18 en Segunda División B. Tres años meteóricos hasta alcanzar la cima del arbitraje a una edad, 41 años, ... en los que la vida de un árbitro está ya en curva decreciente. Soto Grado admite que la internacionalidad es toda una sorpresa para él. El lunes, cuando se lo comunicaron, pensó que no había despertado de la siesta y que era un sueño. Se define como un apasionado del fútbol y sobre todo del arbitraje, pasión que se ha convertido en su profesión, que no le ha hecho perder la pasión por arbitrar. De momento, piensa en su tercera campaña en Primera a la espera de que llegue la escarapela de la FIFA. Es la segunda para el Comité Riojano. La primera la logró Maite Porro en 2006.
– Internacional a los 41 años. ¿Le sorprende?
– Estoy supersorprendido. No lo esperaba. Para nada. Con 38 años llegué a Segunda, que ya fue algo inesperado, y una temporada más tarde a Primera. Pensaba que había quemado todas las etapas, por lo que mi idea en aquel momento era mantenerme en Primera. El lunes me llamaron por teléfono y me dieron la noticia. Acababa de despertarme de la siesta y no me lo creía. Por un momento pensé que estaba dormido aún porque no esperaba llegar a ser internacional.
– ¿Es uno mayor a los 41 años para alcanzar la internacionalidad?
– Mayor no, pero es complicado alcanzar esta cota a una determinada edad. Con 41 años no lo había logrado nadie, aunque es verdad que ahora se ha quitado la edad para arbitrar en Primera. Hasta hace poco el límite era 45 años. Por eso no esperas que con 40 ó 41 te llamen para darte esta noticia.
«Es mi pasión. Aunque me hubiera quedado en Segunda B, hubiera merecido la pena»
«Ser internacional significa asumir una gran responsabilidad para no defraudar a quien me apoyó»
«El fútbol es del público y el VAR también. Ayuda y está ahí para hacer justicia»
– ¿Qué supone ser árbitro FIFA?
– Supone salir a partidos internacionales. Sub'21, Eurocopa, Liga de Campeones,... Ahora bien, también hay niveles y supongo que para empezar comenzaré en el VAR o de cuarto árbitro.
– En 2018 era árbitro de Segunda B. Tres años después es internacional. ¿Se lo explica?
– Creo que el Comité Nacional está haciendo las cosas muy bien. Forja a los árbitros en categorías inferiores y llegan formados a Primera. No se forman en ella. En los últimos años hemos visto ascensos de colegiados hechos. Ahora bien, si estás hecho y eres joven, también subes.
– ¿Es muy diferente pitar en campos de tierra a hacerlo en los jardines que se ven a través de la televisión?
– Muy diferente, sobre todo por las lavadoras, que son más limpias. Bromas al margen, no tiene nada que ver. El fútbol es mucho más rápido en Primera y todo lo que envuelve al partido es mucho más profesional. El cambio es brutal. Yo pensaba que cuando jugaba en el pueblo era bueno y luego me di cuenta de que solo podía limpiar las botas a los futbolistas. En Primera, su calidad es impresionante.
– ¿Por qué uno decide hacerse árbitro?
– En mi casa ni había tradición arbitral. Comencé a dirigir en el fútbol sala y luego pasé al fútbol porque necesitaba el dinero para poder salir del pueblo a estudiar y, además, me gustaba mucho el fútbol.
– Nació en Toledo, pertenece al Comité de Árbitros de La Rioja y deja entrever cierto acento extremeño. Explíquese.
– Me molesta cuando se refieren a mí como 'el toledano'. No tengo nada de Toledo. Simplemente, nací allí, en el hospital de Talavera de la Reina. Yo soy de un pueblo de Ávila que se llama Candeleda, cerca de Extremadura. Para llegar al hospital de Ávila hay que subir dos puertos. Imagínate en 1980, con un Simca 1000 y mi madre de parto. Está más cerca Talavera. Hoy en día se puede cambiar el lugar de nacimiento en el DNI. Ese acento extremeño es porque viví muchos años en Candeleda. O soy candeledano o soy riojano, porque llevo viviendo en Logroño 22 años.
– Vino entonces a Logroño a estudiar.
–No. Trasladaron a mi padre a Belorado y allí me eché una novieta que se vino a estudiar a Logroño. Y claro, yo venía todos los fines de semana y en verano. Yo estudié en Palencia y en León, pero acabé aquí por aquella novia. Venía a Logroño los jueves y me pasaba el fin de semana arbitrando partidos. Y ella me decía: vienes a verme o a arbitrar. Por las dos cosas, le contestaba. Necesito verte y necesito arbitrar para poder estudiar. Hice muchos kilómetros y no había autovía entre Burgos y León. Cogía el autobús de vuelta el domingo por la tarde y llegaba a las seis de la mañana del lunes a León. Dormía un poco y me iba a la universidad. Y el jueves, al revés. Llegaba aquí a las dos de la madrugada y recuerdo que siempre había gente en la calle, porque entonces había mucha fiesta en Logroño. Me iba con la maleta desde la estación de autobuses hasta la calle Beneficencia, que es donde vivíamos. Y así, fin de semana tras fin de semana.
– ¿Es un árbitro hecho a sí mismo o un universitario hecho a sí mismo?
– No lo sé (estudió Magisterio e INEF). Yo quería ser profesor, que era lo que me gustaba, pero mi padre insistió en que estudiase INEF. Acerté haciéndole caso. Llegué al arbitraje por circunstancia, pero siempre me gustó y estoy muy agradecido a quienes me dieron la oportunidad. Me encantaba el fútbol y no era tan bueno como para ganarme la vida como futbolista. Pero necesitaba el dinero para estudiar. Salí pronto de casa y quería probar a vivir sin que mi padre me diera dinero. Me apasiona ser árbitro y es mi vida. No sé si podría vivir sin el arbitraje.
– Uno va a campos modestos y se escuchan auténticas barbaridades. ¿Merece la pena?
– He pasado por malas experiencias, pero tienes que evadirte de todo eso y disfrutar con lo que haces. Hay personas que no saben disfrutar del fútbol y se limitan a insultar. A mí me ha merecido la pena pasar por esos campos, incluso aunque me hubiera quedado en Segunda B. He conocido a mucha gente que merece la pena.
– ¿Falta educación en el fútbol?
– No, pero hay determinadas personas que no saben disfrutar de él. Vamos avanzando mucho gracias al trabajo por eliminar esta lacra del fútbol. Hace unos días veíamos imágenes de cómo agarraban por el cuello a un árbitro. Debemos avanzar como sociedad. El fútbol está abierto a todo el mundo y es muy mediático, pero hay situaciones de mala educación en muchos momentos de la vida.
– ¿El lunes fue el día más importante en su vida?
– No lo sé, pero fue muy bonito porque fue inesperado. Quizá mi mayor sorpresa fue ascender a Segunda, porque a los 38 años no pensaba en ello. ¿Importante? La internacionalidad. Es lo máximo.
– Habla de pasión. ¿Arbitrar es una pasión o una profesión?
– Una pasión que se ha convertido en una profesión. Al menos en mi caso. No ha dejado de ser mi pasión por ser mi profesión.
– ¿Hay momentos en los que un árbitro se siente el saco al que todos quieren pegar?
– Durante el partido, no tanto, aunque es verdad que en prensa te meten más caña y explican cómo se debe pitar. Hemos aprendido a convivir con ello. Cuando tomamos una decisión lo hacemos convencidos y cuando nos equivocamos, regresamos a casa jodidos. Hay que tener personalidad y madurez para saber afrontar estas situaciones.
– ¿Cuál fue su primer partido en Primera?
– En Vitoria. Me acompañó mi mujer y miembros del Comité Riojano. Fue muy bonito y he repetido en muchas ocasiones en Mendizorroza.
– ¿Cómo lo recuerda?
– Venía de Segunda, donde había debutado en un Zaragoza-Rayo Majadahonda. Estaba más nervioso que cuando debuté en Primera. Fueron días tranquilos, pero con la idea de hacerlo lo mejor posible.
– ¿Le cuesta dormir después de un partido que no ha salido como quería?
– Sí. Después de un encuentro dormimos muy poco por un cansancio físico excesivo y alterado emocionalmente. Llegas al hotel con las pulsaciones altas y necesitas varias horas para desconectar. Pasan dos o tres horas por lo menos.
– ¿Cómo es el jugador tipo dentro del campo?
– Una persona normal. Unos más serios, otros más bromistas,... Yo he tenido muy buenas experiencias en el césped. Ahora bien, también hay jugadores que protestan mucho, incluso cuando pitas a su favor una falta. Están tan metidos que se dejan llevar. El futbolista entiende al árbitro y viceversa. Se están jugando mucho y es bueno empatizar mutuamente.
– La pandemia ha enseñado otra cara del fútbol. ¿Qué siente al pitar un gran partido, en un campo para miles de espectadores, pero que está vacío?
– Es más triste, porque a a mí me gusta la grada con público. Ahora bien, hemos podido disfrutar del fútbol en una situación complicada, aunque disfrutas más con la grada llena.
– ¿Oye a la grada?
– Sí, pero como ruido de fondo. No pienso en lo que se dice, sino en lo que tengo que hacer.
– ¿Hasta qué punto escucha a sus asistentes?
– Constantemente, porque hablamos a través del pinganillo. El árbitro toma la decisión final, pero el papel de los asistentes y el cuarto árbitro es muy importante.
– ¿Les hace caso?
– Bastante caso. Carlos (Álvarez) es mi asistente, pero es como un hermano para mí, ha sido árbitro en Segunda B y sabe mucho de fútbol. Mis asistentes son muy buenos en lo suyo.
La influencia del VAR
– ¿Qué significa el VAR para un árbitro?
– Un apoyo total, porque podemos ir a casa tranquilos cuando hemos cometido un error y lo hemos subsanado.
– ¿Ayuda o desnuda?
– Ayuda al árbitro y al fútbol. El fútbol es del jugador y del público y el VAR, también. Viene para que el fútbol sea más justo. Si el árbitro se equivoca, está ahí para que haya justicia.
– ¿Se ha construido una imagen errónea sobre el VAR?
– Yo creo que no. Pienso que entienden que es bueno para el fútbol, pero es algo nuevo y, normalmente, cuando hay una novedad somos reticentes. Las mascarillas han sido algo extraño para nuestras vidas, pero nos hemos acostumbrado. Con el VAR pasa lo mismo. Es bueno para el fútbol.
– ¿Es capaz de disfrutar de un buen partido o el árbitro centra su atención?
– Me fijo en el comportamiento del árbitro y en lo que puedo aprender.
– ¿Por qué asciende el árbitro y no el equipo arbitral?
– España cuenta con diez internacionales y quedaba una plaza libre. Se la dan al árbitro. Cuando hay plazas para asistentes, va para ellos. Aquí no hay equipo, sino que es individual.
– Si mañana le dice su hijo que quiere ser árbitro...
– Igual se lo pregunto yo antes. He vivido tanto en el mundo del arbitraje... Para mí ha sido algo grandioso. Lo positivo puede a lo negativo, porque además tiendo a olvidarlo.
– ¿Ha tenido la tentación en algún momento de decir basta, no aguanto más?
– Después de un partido que suspendí en categoría Juvenil me sentí mal. Saltó alguien a intentar agredirme. Me fui a casa con mal cuerpo, pero no lo suficiente como para dejarlo.
– No es extraño escuchar a un futbolista decir que su familia sufre mucho con la profesión. ¿La de un árbitro?
– Mucho. Mi mujer, sobre todo, aunque se pone una coraza, y cuando llego a casa me da un abrazo y me anima. Mi familia, y sobre todo mi mujer, son mi gran apoyo. Lo más bonito en mi vida ha sido conocer a mi mujer y mi hijo.
«Creo que en España tenemos la mejor plantilla de árbitros del mundo»
El colegiado riojano disfruta del arbitraje en la Eurocopa y desea que España llegue 'lejos' en la competición
Seguidor de la Eurocopa, César Soto alaba su arbitraje y ensalza el nivel español.
– Vamos a la Eurocopa. ¿Cómo la está viviendo?
– España nos está haciendo sufrir, pero se desquitó en el último partido con esos cinco goles. Ojalá sigamos avanzando. Disfruté mucho con el partido entre Francia y Portugal, también. Hacía tiempo que no veía un partido como ese. Y también disfruto con el arbitraje porque se están tomando muy buenas decisiones y cuando ha intervenido el VAR lo ha hecho para bien. Voy tomando apuntes.
– Jugadores, árbitros, público,... pero nada como el gol para generar pasión.
– Yo soy un árbitro progol. Vimos el otro día el gol de Lewandowski, que pone el brazo. ¿Vas a anular ese gol? A mí me gusta priorizar el gol sobre pequeños contactos.
– ¿Ha tocado cima? ¿Lo ha logrado todo?
– No, porque tengo una responsabilidad. No puedo defraudar a todos aquellos que me han apoyado para que luzca la escarapela de la FIFA. Quiero demostrar que me la han dado por mis méritos. El arbitraje no tiene memoria. Puedo arbitrar muy bien durante muchos partidos, pero si me como tres penaltis en el último seré muy malo durante mucho tiempo. Se acordarán de ese encuentro, no de los que pité bien. Por eso digo que no he tocado cima.
–¿Qué le gustaría responder que no le haya preguntado?
– Más que responder, decir. El arbitraje ha evolucionado mucho en los últimos años. Somos evaluados continuamente para que seamos deportistas profesionales. El Comité ha luchado mucho en este sentido. Creo que en España tenemos la mejor plantilla del mundo.
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