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90 minutos, por ahora, es suficiente. La afición futbolística de Logroño y La Rioja quería sentirse de Primera y así lo hizo y también se lo hicieron sentir los fans del Valencia desplazados hasta la capital. Las Gaunas lució un ambientazo: filas en los accesos ... al campos, mucha ilusión, nervios y ganas de entrar en el mapa del fútbol nacional. 11.152 personas acudieron al reclamo del vigente campeón de Copa del Rey y su fútbol.
Todas las ganas blanquirrojas, todos los ánimos llegados desde la grada, las bufandas y los cánticos debían servir para contrarrestar la evidente diferencia de calidad. Al principio apenas se logró, con un gol anulado a Maxi Gómez y el tanto, en el minuto 14, que enfrió un poco al público. Hasta que se dio cuenta de que lo importante era disfrutar de un espectáculo único y tomárselo como un aperitivo de lo que debe venir en mayo o junio.
Ver los fondos llenos, cubrir con gente el habitualmente plástico vacío de los asientos de General y volver a ilusionarse era el premio para la UDL. Luego tocaba competir y los de Sergio Rodríguez lo hicieron alentados por un público que encajó el primer golpe con entereza y que creyó que se podía cuando, antes del descanso y los bocatas reglamentarios, la UDL estuvo a centímetros de igualar.
«¡Sí se puede!», coreaba el público. Había que demostrarlo en una segunda mitad que, por lo menos, prometía emoción de inicio. Y la tuvo. Los blanquirrojos contaron con sus ocasiones (también el Valencia) y hubo partido hasta los instantes finales. Con el cántico «¡que sí, joder, que vamos a ascender!» se despidió Las Gaunas de un equipo que peleó como un campeón contra un campeón. El ascenso es ahora el objetivo.
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