San Mamés derriba a un Madrid exhausto

Tras eliminar en octavos al Barça en un partido trepidante que se resolvió en la prórroga con un tanto de Muniain desde el punto de penalti, el Athletic busca asestar un nuevo zarpazo a otro de los grandes del fútbol español para seguir soñando con levantar la Copa del Rey por vigesimocuarta vez en su historia y demostrar que tiene la lección aprendida.

La escuadra de Marcelino García Toral mereció mejor suerte el pasado 1 de diciembre en el Santiago Bernabéu, cuando asedió la portería de Courtois pero acabó viéndose penalizado por su falta de puntería, varias intervenciones decisivas del cancerbero y la eficacia de Benzema. Hincó de nuevo la rodilla tres semanas más tarde en San Mamés, pese a que respondió enseguida al tempranero doblete del lionés con un tanto de Sancet que dio opciones a los locales hasta el último momento. Y sucumbió otra vez a mediados de enero en Riad, donde el recital de Modric decantó la Supercopa, clausurada con la pena máxima que Courtois le atajó con la pierna a Raúl García. En Bilbao esperan que a la cuarta vaya la vencida.

«Tenemos que estar orgullosos de que en dos meses jugamos contra el Real Madrid en tres competiciones diferentes. Eso indica el buen nivel competitivo que está demostrando este Athletic», valoró en la previa Marcelino, que apuntó a la falta de acierto como principal causa de esa concatenación de tropiezos frente al bloque de Ancelotti. «Si lo tenemos, tendremos más opciones», incidió el asturiano, que aventuró «un partido muy igualado» que se resolverá por «detalles en las áreas».

El técnico del Athletic, que recupera a Villalibre y a Muniain, por lo que solo tiene la baja de Vencedor y la duda de Sancet, avisó de que su equipo no renunciará a sus señas de identidad, con la presión alta como principal activo, aunque reforzando las vigilancias para intentar evitar las contras del Real Madrid, la gran arma del cuadro capitalino.

Muchos más quebraderos de cabeza afronta Ancelotti para confeccionar su once. El técnico del Real Madrid ha visto condicionada la preparación de un choque sin red por los compromisos de los internacionales sudamericanos y la enfermería. La buena noticia para el transalpino es que Carvajal vuelve a estar disponible, una vez superada la covid-19. También podrá contar con Asensio, restablecido de la lesión muscular que sufrió en el clásico de la Supercopa, lo que abre un abanico de opciones en la banda derecha que contrasta con los apuros que tiene en el otro carril, donde las ausencias de Mendy, por lesión, y de Marcelo, por sanción, obligarán a desplazar a Alaba o a Nacho al lateral izquierdo.

Jovic será la punta de lanza del ataque, ante los problemas físicos que arrastra Benzema, «el mejor jugador en lo que va de temporada» para Marcelino y siempre sediento de sangre cuando divisa a los leones. «Es un partido difícil en un ambiente extraordinario como es San Mamés. Tenemos que sacar lo mejor», razonó Ancelotti.

El Athletic y la Copa. La Copa y el Athletic. La historia de amor continúa, con los 'leones' otra vez a un paso de la final, que sería la tercera consecutiva. En San Mamés cayó el Barça en octavos y San Mamés también derribó al Real Madrid en cuartos. Demasiado escenario para una versión exhausta del líder de la Liga. Sin Benzema, Ancelotti alineó a sus cuatro internacionales brasileños apenas unas horas después de su regreso y su equipo fue incapaz de igualar la intensidad local. Aguantó, eso sí, el dominio rojiblanco durante gran parte del partido e incluso amenazó en los minutos finales, antes de irse definitivamente a la lona con el postrero gol de Berenguer.

Fiel al guion previsto, al Madrid le costó de inicio combatir la asfixiante presión del Athletic, aupado por el intimidante factor ambiental de San Mamés, donde el equipo de Chamartín fue recibido con una lluvia de botellas y objetos contra su autobús que deslució los prolegómenos del duelo. El conjunto blanco necesitaba domar la exhibición física de los leones desde el control de balón que le dan Kroos y Modric, pero apenas encontró al alemán y al croata. Las sensaciones blancas no eran las mejores y tampoco ayudó un disparo de Dani García cargado de veneno que obligó a la exhibición de Courtois, al que Ancelotti no renunció a las puertas de las semifinales.

Pasaban los minutos y el partido seguía claramente inclinado hacia el área madridista. Ni un segundo de respiro en la salida de balón visitante, una auténtica odisea. Si Vinicius tocaba algo el esférico era debido a su esforzado trabajo y no al hecho de que sus compañeros le encontrasen al espacio, donde es letal. Por contra, el Athletic rondaba y rondaba el borde del área visitante. La tónica para el Madrid fue el sacrificio defensivo pertrechado en sus dominios, aunque con la garantía que da la jerarquía actual de Militao, un portento físico. El planteamiento era de partida de ajedrez: paciencia y paciencia para hallar la grieta en el entramado rival. El Athletic vislumbró la llave en un error inaudito de Kroos en un pase en zona caliente, pero Iñaki Williams se durmió en el remate y le dio tiempo a Lucas Vázquez para el despeje.

Agonizaba ya la primera entrega pero aún hubo tiempo de una contra muy sugerente para el Athletic, que sin embargo acabó con la lesión de Nico Williams al forzar en un taconazo. Entró Berenguer tras el descanso y la tónica continuó con mejores sensaciones de los 'leones'.

Con muchos kilómetros en las piernas y la gasolina justa para una hora de juego, el más intrascendente Vinicius en mucho tiempo dejó paso a Isco, uno de los héroes de la agónica remontada en Elche. Bajó una marcha en su intensidad el Athletic, aunque siguió controlando el juego y dando esa sensación de que el partido estaba en su terreno. El Madrid ni asomaba por terreno rival, incapaz de sacar el balón jugado, pero esa ya clásica falta de pólvora del equipo de Marcelino invitaba a apostar por la prórroga.

Acabó incluso mejor el equipo de Ancelotti, con capacidad al fin para disfrutar con el balón en los últimos minutos. La tuvo Casemiro tras una asistencia de tacón de Asensio, pero la pegó mordida. Parecía un escenario propicio para la victoria del Madrid, con un Athletic fundido y la Catedral un tanto fría, pero el giro de guion final fue de película. Casemiro otra vez, quizás agotado, cometió un error fatal en la salida de balón y Berenguer no desaprovechó la ocasión. Armó el disparo de zurda el extremo rojiblanco y la puso en la red, imposible hasta para el gigante Courtois. Jaque al Madrid, que fue jaque mate después de que Isco gastase la última bala blanca con una volea desviada.