«¡Saca la capa, Illarra saca la capa!»

La plantilla del Real Madrid llegó al lugar de la fiesta al filo de las cuatro de la mañana en una autobús descapotable. Con Sergio Ramos en el frente y la Copa en la mano, las chanzas sobre una posible caída del trofeo se multiplicaron. Pero el sevillano no repitió el accidente que en 2011 terminó con el símbolo de la victoria aplastado bajo el autocar del club. No obstante, el resto de las habituales tradiciones se repitieron. Casillas ascendió con la música de 'We are the Champions' (Somos los campeones) de Queen para decorar la escultura con una bandera de España con el escudo del Real Madrid y ofrecer el trofeo a sus seguidores. Pero lo más aplaudidos fueron Pepe y Cristiano en el anuncio individual de la salida de los jugadores para ser vitoreados por sus aficionados. Ronaldo evitó los saltos y cabriolas habituales porque no quiere probar fortuna con su lesión. Todo lo contrario ocurrió con Marcelo, quien todavía no se ha recuperado por completo de sus últimos problemas físicos. El brasileño se dedicó a brincar y jalear a los aficionados tanto en el aeropuerto como en Cibeles y fue uno de los que impulsaron acercarse a los aficionados cuando bajaron de los andamios preparados para la celebración.

En las redes sociales el más activo fue Arbeloa, quien respondió a varios seguidores y colgó varias imágenes de los actos. El lateral, que lució en Mestalla con una camiseta del lesionado Jesé (quien no pudo acudir por estar en Alemania recuperándose de su operación), se animó a compartir sus imágenes en el viaje y en la celebración de Cibeles. El mayor éxito del defensa fue su ocurrencia sobre Illarramendi. «¡Saca la capa, Illarra saca la capa, saca la caaaaaaaapa!», escribió en su cuenta de Twitter en referencia a la difusión de una fotografía en la que el vasco estaba disfrazado de Batman delante de un toro en los carnavales de Azpeitia. Casillas, más sencillo y comedido, dedicó el triunfo a su abuelo.

La fiesta terminó sin incidentes, aunque 47 personas fueron atendidas por el personal sanitario por caídas, mareos, crisis de ansiedad o pequeños cortes.