Fútbol de barro que necesita soluciones

Desde hace más de 15 años, todos los chavales que han jugado a fútbol en Nájera han pasado inevitablemente por 'El Cementerio'. De propiedad privada, estas instalaciones, situadas entre el camposanto municipal y fincas de cereal, albergan dos campos: uno de fútbol 11 y otro de fútbol 8; además de vestuarios, almacenes de equipamiento deportivo, bar y otros elementos auxiliares. Allí es donde, habitualmente, los chicos y chicas de la cantera del Náxara se entrenan y juegan sus partidos de local.

Siempre que la climatología lo respete, claro, porque desde hace mucho tiempo, los miembros del club denuncian que, cuando llueve, el terreno de juego se encharca profusamente y la práctica del deporte se convierte en una tarea imposible. «En todo el tiempo que llevamos haciendo uso de 'El Cementerio', nunca había visto con mis ojos una situación peor que la de estas semanas», lamenta Fernando Pascual, vicepresidente del Náxara y padre de varios niños que juegan en las categorías inferiores. Y es que las intensas precipitaciones de finales de febrero obligaron a suspender todos los partidos que se tenían que celebrar el pasado fin de semana, además de los entrenamientos de los 16 equipos de la cantera que regularmente practican allí, situación que, de momento, no tiene visos de arreglarse próximamente.

«Cuando esto ocurre, los encuentros se trasladan a otras fechas, y los entrenamientos, en la medida de lo posible, se reubican en los distintos polideportivos de la ciudad», asegura Pascual. «Sin embargo, esta no es una solución fiable, ya que en numerosas ocasiones no hay disponibilidad o no caben todos los críos dentro de los pabellones; al final, los padres se disgustan, porque están pagando una suma de dinero para que sus hijos hagan deporte y, por estos motivos, resulta inviable, y yo soy uno de esos progenitores», añade.

De hecho, más de una vez, los partidos y entrenamientos de los equipos se han recolocado en Santo Domingo de la Calzada o en Logroño, con el consecuente enfado que esto genera en padres, técnicos y miembros del club, que deben hacer frente a los costes con dinero de sus bolsillos. Uno de esos entrenadores damnificados es Javier Maeztu, joven de 26 años, que desde hace varios entrena a un equipo de alevines. «A mí me gusta lo que hago, transmitir los valores del deporte a los chiquillos, aunque es algo que solo realizaría aquí, no me planteo irme a otra ciudad, a pesar de los incordios que generan estas instalaciones», afirma Maeztu. Sus pupilos, un total de 16 niños, practican los martes y los jueves de 18.30 a 20.00, y compiten los fines de semana. «Últimamente ha sido muy difícil organizar los entrenamientos por el mal estado de los campos; es muy frustrante la situación, todos los miembros del Náxara invertimos mucho tiempo aquí, sin cobrar, para dejar todo lo mejor posible, pero es una lucha de David contra Goliat», cuenta.

A pesar de las impertinencias, su equipo encadena tres victorias consecutivas. «La pasión que tienen los chavales es increíble, pero, estoy convencido de que si tuviéramos unos campos dignos, su rendimiento deportivo sería aún mayor, es evidente», relata este 'míster' de alevines. Para finalizar, comenta que el lodazal de 'El Cementerio' irrita mucho a los padres de los niños que vienen a jugar de visitantes, que, incapaces de comprender la situación «nos insultan a los miembros del club como si aquello fuese nuestra culpa».

Otro de los entrenadores, uno de los más veteranos que tiene el Náxara, Miguel Ángel 'Zorro' Sáez, califica de «vergüenza» el actual estado de los campos. Este hombre para todo del club –así se define–, sube todas las mañanas, mientras el resto trabajan, a comprobar el estado de 'El Cementerio' e intentar ponerle remedio, Al igual que sus compañeros, Sáez también piensa que son vitales unas nuevas instalaciones.

Y es que Nájera, que cuenta con 289 licencias federativas, es la única cabecera de comarca riojana sin un campo de hierba artificial, viejo anhelo de todos los que practican este deporte en la localidad. La sonrojante situación se ha prolongado durante años, después de que varios equipos de gobierno prometiesen realizar la obra, y que finalmente nunca se haya llevado a cabo. No obstante, en esta legislatura, parece que se están llevando a cabo mayores avances. Desde el Ayuntamiento, el alcalde, Jorge Salaverri anuncia que «el proyecto para el campo de césped artificial está encargado desde mediados de enero» y que «dentro del equipo de Gobierno existe la voluntad de realizarlo». Varias voces dentro del Náxara apuntan a la explanada entre las piscinas climatizadas y la plaza de toros como el lugar idóneo para ello, aunque quedan a expensas de lo que decida el Consistorio.

Curiosamente, Gonzalo Capellán estuvo hace unos días en 'El Cementerio', viendo jugar a uno de sus hijos. «Más de uno se acercó al presidente para exhortarle a que dé dinero para la construcción de nuevos campos», dicen los testigos. Y es que la edificación de unas instalaciones dignas será vital para la supervivencia de la práctica del fútbol en la ciudad. En los últimos años, decenas de niños han fichado por otros clubes de la región, cansados de las molestias derivadas (suciedad, lesiones, desplazamientos) de las precarias condiciones de 'El Cementerio'. En concreto, una veintena de ellos dejó el Náxara esta temporada.

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