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Aldeanueva de Ebro, La Rioja. Goa, India. Si trazáramos una línea recta entre ambos puntos mediría más de 7.700 kilómetros. Distancia que ha tenido que completar Fran Sota para vivir una nueva experiencia en su carrera futbolística. Ha firmado, y ya ha jugado dos ... partidos, con el East Bengal, equipo de la Superliga (máxima categoría) del país asiático.
Hasta ahora la carrera del riojano (31 años) se había desarrollado cerca de casa. Siempre en España y con el Racing de Ferrol como el punto de más distante de su hogar. El resto de sus equipos (Osasuna, Peña Sport, Tropezón, Leioa, SD Logroñés, Varea...) los tenía muy a mano. Ahora no solo ha cambiado de ciudad, sino que lo ha hecho de país... y de continente.
¿Cómo llega Sota a India? Después de acabar el pasado curso con el Calahorra, el mediapunta estuvo la primera vuelta de la competición sin jugar. «Tomé la decisión de no firmar por nadie», explica. «Eso sí, seguía manteniéndome en forma porque en Navidad quería volver, así que cuando me llega esta oferta ni lo dudo», añade. Al East Bengal había llegado un entrenador español, Mario Rivera, que conocía a Sota del Leioa y quería contar con él. «Me llama un jueves y el lunes ya estoy tramitando el visado», asegura el de Aldeanueva, quien le agradece al técnico la confianza.
La experiencia le atrae. Sota ya había oído hablar del fútbol indio. «Aquí han jugado, y juegan, muchos españoles; tengo amigos y conocidos que han estado en este país y me hablaban muy bien de él», cuenta. Así que cuando llegó no le sorprendió lo que vio. «La mayoría de la gente no se espera que el fútbol aquí sea tan profesional, pero yo ya lo sabía y, cuando vine, lo confirmé», asegura.
Profesionalidad que el riojano conoció nada más bajarse del avión. «Allí había esperándome una persona del club para llevarme al hotel», cuenta. En dicho alojamiento, Sota tuvo que pasar una cuarentena. «Aquí es todo muy estricto con el tema del COVID y estuve unos días sin salir de la habitación, aunque por suerte mi familia, mi novia y mis amigos me hicieron sentirme acompañado con sus llamadas, aunque estuviera solo», indica.
El hotel en Goa, de hecho, se ha convertido en su casa porque el coronavirus ha hecho que todos los equipos de la Superliga estén en una misma provincia. «Mi equipo pertenece a Calcuta, pero todos nos vinimos aquí para formar una especie de burbuja», relata Sota. «Cada club se hospeda en un alojamiento, tiene sus instalaciones para entrenar y luego hay tres campos donde se juegan los partidos», enumera el riojano.
Eso ha hecho que el aldeano apenas haya podido conocer el país. «Es una pena perderme esa parte y que tampoco haya público en los estadios», se lamenta. «Para que te hagas una idea, el otro día jugamos el derbi contra el Mohun Bagan y, en condiciones normales, hubieran ido unas 80.000 personas», destaca.
su fichaje
En ese encuentro, Sota no tuvo minutos, pero sí en el siguiente. Se estrenó el pasado miércoles. Entró al campo en el minuto 77 frente al Chennaiyin. Y colaboró en que su equipo empatara en el añadido un partido en el que perdía 1-2. «Tuve los típicos nervios de cuando debutas en un equipo, da igual que sea en Segunda B o en la Superliga india», explica el riojano. «Tenía ganas de hacerlo bien y de agradar y lo cierto es que me sentí cómodo», apostilla.
EL CORONAVIRUS
En esos minutos sobre el césped comprobó en primera persona cómo es la manera de jugar en India. «Comparado con España creo que el juego es más anárquico, sobre todo en los minutos finales;hay menos control del centro del campo», considera.
Ahora su objetivo es ayudar a que el equipo salga de la zona baja de la clasificación. El East Bengal es una entidad de éxito en el fútbol indio, pero a la que esta temporada no le están yendo bien las cosas, puesto que solo ha ganado uno de los quince partidos que ha disputado. De hecho, la liga se compone de 20 citas y el último encuentro es el 5 de marzo. Sota ha firmado hasta el final de la presente temporada.
¿Y después qué? El de Aldeanueva no se lo ha planteado. «Al estar en una burbuja vivimos únicamente para el equipo y estamos siempre ocupados; mi mente está ahora en jugar y aportar. Luego ya veremos», expone. Decida lo que decida, Sota tiene claro que su primera experiencia lejos de España está resultando muy positiva. «Nunca me había planteado salir del país, pero ahora lo he hecho y estoy contento», dice. Se siente a gusto y en ello, cuenta, ha colaborado el carácter de la gente. «Son todos muy amables; estoy en un club con muchísima masa social y no te haces una idea de la cantidad de mensajes de ánimo que recibo», se congratula.
La adaptación no ha sido complicada, ya que con los compañeros se entiende en inglés y con el entrenador saca momentos para hablar en castellano. «También lo hago con un brasileño que ha jugado en España», apuntilla. Y desde su casa, sus amigos no le pierden de vista. «Hay una aplicación en la que se pueden ver los partidos y en Aldeanueva están siguiéndolos», expone. «Es un orgullo llevar a mi pueblo y a La Rioja hasta India», concluye.
Fran Sota no es el primer riojano que ha vivido una experiencia en el fútbol indio. En la temporada 2020-21, David Ochoa se incorporó al cuerpo técnico del Kerala Blasters y estuvo durante seis meses en el país asiático. Conoce, por lo tanto, a fondo esa liga y está convencido de que Fran Sota lo puede hacer bien con el East Bengal. «Puede aportar mucho y tiene condiciones para marcar diferencias allí», opina el exentrenador, entre otros, de la SDLogroñés.
Ochoa considera que la Superliga india se puede comparar con una Primera o Segunda RFEF «con jugadores extranjeros de nivel». La califica como una liga competitiva que valora mucho el tipo de juego que se hace en España. «El año pasado, siete de los once equipos de la máxima categoría tenían entrenadores españoles», destaca al tiempo que califica al futbolista indio como educado, fácil de tratar y deseoso de aprender. «Su intención es la de jugar, rasear el balón, y su mayor déficit puede estar en el tema táctico;había que repetir mucho algunas situaciones que les costaba asimilar», explica. «Pero física y técnicamente son buenos jugadores», añade.
Al igual que ocurre con Sota, Ochoa tuvo que vivir la experiencia encerrado en un hotel y eso es lo que más lamenta. «Las estructuras son muy buenas, la organización también y los estadios están muy bien; es una pena porque sin el COVID suelen ir 50.000 o 60.000 espectadores a ver los partidos del equipo en el que estuve», relata.
Precisamente, esa situación es lo que menos le motiva para repetir la experiencia. «Me gustaría volver, pero en condiciones normales para poder disfrutar del país porque españoles que llevan allí muchos años me han dicho que es precioso», finaliza.
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