jorge alacid
Miércoles, 28 de diciembre 2016, 14:05
El viejo Atocha atesoraba entre sus numerosas virtudes una tribuna de prensa tan vetusta como inolvidable. Al abrigo de sus butacas, en estrecha confraternización con los aficionados situados bajo la barandilla, tomaba asiento la tropa de periodistas forasteros rezando a Arconada y resto de dioses ... locales para que no lloviera. Pero como semejante accidente no era raro en San Sebastián, ocurría a menudo lo contrario: que lloviera.
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