Ancelotti: abrazado, querido y con la agenda apretada

Futbolistas y dirigentes rivales también le preguntaron sobre su nueva etapa en Múnich, pero también discreto como siempre, evitó hablar mucho de su nueva etapa en el Bayern. Eso sí, bromea con la dificultad del alemán, que es otro idioma más que añadir a su cabeza y que está ahora mismo aprendiendo. Eso, y su falta de costumbre con el castellano estos meses, le hace hablar más despacio. Muchos creyeron que su pausa antes de hablar de las condiciones de Zinedine Zidane, que fue su ayudante en la 13/14, se debía a unas dudas sobre el francés. «Lo mejor que se puede decir de Zidane es que no tiene experiencia, como cuando empecé yo a entrenar o a jugar como profesional», recordó antes de aclarar: «Tiene todo lo que se necesita para ser un gran entrenador. Tiene competencia, carisma, personalidad y conoce muy bien el fútbol. Tiene toda la capacidad para entrenar al Real Madrid». Cuando se le insistió si se imaginaba al que fue su pupilo y ayudante triunfando, el italiano realizó una reflexión más profunda. «El triunfo de un entrenador es trabajar para que los jugadores den lo máximo y Zidane tiene carisma y personalidad y los jugadores van a dar la cara por él», aventuró.

Algo que todos, entre pasillos, reconoce que sucede en el equipo a diferencia de hace unas semanas con un Benítez que tenía una relación complicada con la plantilla. Ancelotti, al que algunos aficionados en la entrada le pedían su vuelta, recibirá este martes un galardón en la embaja italiana en Madrid con lo que dará por cerrada su paso por el club en una ciudad que adora. «Tuve la suerte de entrenar a un gran equipo y esto me deja muy contento por lo que ha pasado. Vivir aquí fue muy bonito, pero se cierra una puerta y se abre otra. La vida de un entrenador es esta. Cuando firmé sabía que un día tenia que dejarlo, pero ahora empieza una nueva etapa que no sé cuando se cerrará». Jorge Mendes, agente de Cristiano Ronaldo y de otros muchos futbolistas que podrían estar en la agenda del club muniqués, mostró mucho interés por ver al italiano antes de su aventura alemana, que, en principio, durará tres años. «Se cierra una puerta y se abre otra. Esto es el fútbol. Es la vida de un entrenador», explicó el italiano, que se marchó casi tan a la carrera como los dirigentes del Espanyol presentes en la gala.