Los españoles pagan la ira de los 'dragoes'

Y es que tras la venta del lateral zurdo brasileño Alex Sandro, el Oporto se coronó como el club que más ventas ha realizado este año en Europa, por valor de 113 millones, cifra récord en la historia del centenario club. Todas esas salidas llegaron después de una campaña espectacular en la Liga de Campeones, donde el equipo entrenado por el vasco alcanzó los cuartos ante el Bayern. Pese a vencer en la ida por 3-1, el duelo de vuelta en Múnich fue una pesadilla para un Oporto con bajas importantes (Danilo y Álex Sandro, traspasados posteriormente a Real Madrid y Juventus).

Muchos de esos futbolistas llamaron la atención de los grandes europeos y de hecho, el entrenador español perdió a más de la mitad de su once titular: Jackson Martínez y Óliver Torres se fueron al Atlético, Danilo y Casemiro al Real Madrid, Quaresma al Besiktas, Fabiano al Fenerbahçe además del citado Alex Sandro.

El club no se reforzó al mismo nivel, algo de lo que nunca se quejó un Lopetegui que fue clave para la llegada del refuerzo estrella: Iker Casillas. El meta reconoció que tuvo más ofertas pero que «su cercanía y proximidad con Julen Lopetegui (con el que trabajó en la selección) fue decisiva para ir a un club con aspiraciones». Comprometido, el meta madrileño perdió cuatro kilos para recuperar su mejor versión, ya que sabía que la última campaña, aunque acabó sin títulos para el club, dejó el listón muy alto por las buenas sensaciones del equipo, que peleó el campeonato hasta la última jornada con el Benfica, pero sólo pudo ser segundo con 82 puntos.

Muchas salidas, pocos fichajes

El comentario de José Mourinho, «Es increíble el sueldo de Casillas en el Oporto», no ayudó a que el club gastara en más contrataciones. No llegaba el delantero deseado para suplir a Jackson y apostó por Aboubakar. «Miro el mercado para mejorar el equipo, no para perder jugadores», fue todo lo que dijo el vasco, que en los últimos días del mercado se hizo con Corona, procedente del Twente. Con el mercado cerrado, y, a pesar de las bajas, avisó que trabajaría «para ser muy competitivos», sin volver a quejarse de una plantilla bastante inferior a la de la pasada campaña.

Volvieron a brillar en la Champions, pero las dos últimas jornadas fallaron ante Dinamo de Kiev y Chelsea, lo que les costó quedar fuera de octavos pese a sumar 10 puntos. Uno de los señalados en la eliminación fue Casillas, que erró en el 2-2 de la ida en Kiev y 0-2 ante los ucriananos (que obligó a ir a ganar a Londres cuando con 0-1 les valía empatar a ambos). El meta, en su círculo privado y también con sus compañero de selección, reconoce estar sorprendido por las expectativas desproporcionadas que se generan en el club.

El equipo, que en Liga perdió el sábado su primer partido desde el 25 de enero de 2015, suma dos puntos más que el ejercicio y está vivo en las cuatro competiciones, algo que no pueden decir Benfica o Sporting. Es por eso que en varias ocasiones el portero ha mandado mensajes optimistas a través de sus redes sociales sobre la situación «surrealista» de la entidad, ya que, en privado, reconoce que no se imaginaba, ni por lo más remoto, una situación tan tensa estando a menos de un partido del liderato. Toda la agresividad que muestran los aficionados con los jugadores está afectando a la plantilla, ya que excepto algunos veteranos (como el propio Iker, Maxi Pereira o Cristian Tello) el resto de futbolistas no tienen una trayectoria ganadora en clubes de este nivel y se sorprenden de la crispación social.

Jorge Jesús le defiende

Los aficionados piden la dimisión del entrenador, que aún confía en que el Oporto «ganará la Liga». Y ello pese a que no encuentra ningún apoyo entre la prensa. «Sé que algunos de vosotros me queréis despellejar, cortar en trozos y alimentar mentiras, pero el Oporto no está tan mal», dijo tras caer ante el Sporting, que está de vuelta al lideratotras la llegada de Jorge Jesús, que había estado seis años como técnico del Benfica.

Tras mantener la base principal de la pasada campaña (Rui Patrício, Slimani, William Carvalho y Carrillo), y gracias a sus refuerzos de lujo (Aquilani, Teófilo Gutiérrez, Bryan Ruiz, Salomão, Jug, João Pereira, Diogo o Naldo) ya ganó la Supercopa y con su juego ha demostrado ser un aspirante real al título. En esa comparecencia tras el clásico, Lopetegui dejó caer, su equipo es tratado con otro rasero por ser un equipo de fuera de la capital: «Los caminos no son fáciles y no tenemos ninguna ayuda. Ninguna. Los medios de comunicación son negativos conmigo y con el club, pero es algo que no podemos controlar».

Algo incluso que reconoció el propio Jorge Jesús, con quien Lopetegui había tenido un enfrentamiento tras medirse en Da Luz la campaña pasada. «El Oporto estaba primero. Mi colega tenía al equipo en primer lugar, no creo que se merezca estas preguntas. Lopetegui es un entrenador de calidad y digo esto con toda la sinceridad del mundo. Es un líder. Está haciendo un buen campeonato. En la 14ª jornada tenía cinco puntos más que hace un año. Algunos tienen ocho o nueve menos. Y no le hacen esas preguntas a ese, sólo a él», dijo en la sala de prensa en lo que pareció una mención a otros técnicos mejor valorados por la prensa del país. Incluso en entrevista post partido con la televisión, recriminó al periodista que preguntase a Lopetegui si temía ser destituido. «Yo no entiendo muy bien su pregunta al entrenador del FC Porto . Eso no se hace», recriminó el entrenador del Sporting al periodista antes de comenzar su análisis del partido.

El Oporto regresó al trabajo el domingo en una sesión que acudieron, como otras veces, el presidente Jorge Pinto de Costa y el director general Antero Henrique, que en todo momento han defendido la gestión de Lopetegui al frente de un club que está sufriendo demasiado no haber logrado ningún título ya desde antes de la llegada del vasco. Pinto de Costa incluso recordó tras el partido contra el Académica (cuando siendo líder una parte de la hinchada abucheó y protestó contra Lopetegui cuando prefirió poner a Alberto Bueno antes que al canterano André Silva) el caso de José Mourinho, quien también fue contestado por un sector de la afición durante su periplo en el banquillo (2002-2004).