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Lunes, 10 de agosto 2015, 18:15
El Barça llegaba a la final de la Supercopa de Europa del año 2006 en Mónaco como campeón de la Liga y de la Champions y por lo tanto, como gran favorito. Sin embargo, ese partido supuso el principio del fin de la era de ... Frank Rijkaard y del equipo culé liderado por Ronaldinho Gaucho. El Sevilla, campeón de la por entonces Copa de la UEFA en 2006 ante el 'Boro', pasó por encima del equipo presidido por Joan Laporta en el estadio Louis II. Tres goles de Renato Augusto, Fréderic Kanouté y Enzo Maresca ajusticiaron a un Barça que pareció no tomarse el partido muy en serio. El día de antes, mientras los sevillistas estaban concentrados en su hotel, los jugadores azulgranas estaban recogiendo los premios en la gala de la UEFA por sus buenas actuaciones en la campaña anterior.
Además, una de las polémicas que se formó tras el partido fue porque Ronaldinho acudió el mismo día de la final a un evento publicitario. Tras la dura derrota, Rijkaard señaló al brasileño - cuya profesionalidad empeza a cuestionarse tras el Mundial de 2006- como uno de los culpables, que se defendió argumentando que «tan sólo fueron 20 minutos en el evento de publicidad y que el partido se había perdido por razones futbolísticas». De aquella final, tres son los jugadores que sobreviven en la actualidad. Iniesta, que salió en la segunda mitad en aquel partido en Mónaco, y dos por entonces sevillistas y hoy azulgranas: Dani Alves, que hizo un partido soberbio y fue nombrado mejor jugador de aquella final; y Adriano, titular en la banda izquierda del equipo entrenado por Juande Ramos.
Después de la debacle en el estadio monegasco, las tendencias de ambos equipos fueron muy distintas. El Sevilla empezó ganando la Supercopa al todopoderoso Barcelona, para acabar la misma conquistando su segunda UEFA consecutiva al superar en la final al Espanyol en Glasgow. Además, el conjunto hispalense recibió el trofeo de mejor equipo del mundo, otorgado por la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS), un galardón que siempre recordaba el ex presidente José María del Nido.
Por su parte, el equipo de Rijkaard empezó su decadencia. Tres meses después, en la final del Mundial de Clubes, el Barcelona certificaría su caída al perder con el Internacional brasileño por 1-0. Una mala racha que pareció arrastrar a Ronaldinho, que empezó a ser noticia por casos extra deportivos, que acabaron afectando a su juego. Aquella temporada, el Barça acabó perdiendo la Liga con el Real Madrid de Fabio Capello, cayendo en octavos de la Champions League contra el Liverpool tras haber ganado en Anfield en la ida y siendo eliminados de forma muy dolorosa por el Getafe en semifinales de la Copa del Rey. En aquella eliminatoria, el equipo azulón dirigido por Bernd Schuster remontó el 5-2 de la ida en el Camp Nou con un 4-0 histórico en el Coliseum. Un año para olvidar.
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