Un lustro de evolución en el fútbol femenino hasta soñar con un Mundial

El fútbol femenino se encuentra en un momento crucial de su evolución y en los últimos años se ha logrado un incremento notable en salarios, premios, patrocinios, inversión de diferentes organismos privados y públicos y asistencia a estadios. En este Mundial de Australia y Nueva Zelanda, la FIFA pagará directamente a las futbolistas una parte de sus ingresos por participar: 168 millones para las federaciones, cifra multiplicada de forma exponencial en comparación a los 45 de 2019 o los 23 de 2015. Las cifras siguen estando muy alejadas de lo que perciben los futbolistas masculinos, que en el Mundial de Catar se repartieron más de 400 millones de dólares, pero es un paso adelante importante para el fútbol femenino.

La creación de una liga profesional femenina -hace solo cuatro año no había convenio colectivo alguno que mejorara los derechos laborales de las futbolistas- y el aumento de la visibilidad mediática -porque lo que no se ve, no existe- han contribuido significativamente al crecimiento y la popularidad en el país. «Hace unos años muchas no llegaban a ganar 300 euros, ni contaban con los materiales necesarios o las infraestructuras. Aún queda mucho por trabajar en los clubes como son las condiciones de descanso, viajes o superficie en las que se juega para reducir las lesiones graves pero se va avanzando», reconoce Planas, que coincide con Belén Zurita, docente de la escuela de negocios del sector deportivo Unisport Management School, y periodista especializada en deporte en Movistar, en que es fundamental aumentar la cobertura mediática para promover su notoriedad y contruir una base sólida. «Cuando ha sido mostrado para que la audiencia lo consuma, lo hace. El nacimiento de los ídolos genera más interés por parte del público. Es de vital importancia tener un gran exponente para aumentar el interés y el propio espectáculo», explica Zurita. Para prueba de lo que hablan están las audiencias en los partidos de España en este Mundial: el partido de semifinales ante Suecia tuvo más audiencia que el último 'El Grand Prix' o la final de Supervivientes.

«Las niñas que juegan al fútbol saben que la cosa va en serio, cuando yo empecé no veía futuro, pero lo hay aunque aún queda mucho camino. Yo soy una privilegiada», explicó la internacional española Aitana Bonmatí en una reciente entrevista, en la que ahondó en la falta de referentes femeninos cuando ella empezó a darle patadas al balón. La atacante y estrella de España en este Mundial coincide en este asunto con Jennifer Hermoso, máxima goleadora histórica de la Roja: «En nuestra generación no hemos podido tener referentes chicas. Ahora por suerte las niñas que vienen por detrás tienen a deportistas y a futbolistas que son un espejo donde poder mirarse».

La selección femenina maneja un presupuesto propio superior a los 27 millones de euros, pero antes de la llegada de Luis Rubiales en 2018 la inversión no llegaba a los tres millones. «Cuando llega el actual equipo de gestión se crea un departamento de fútbol femenino y pasa de estar diluido entre las distintas categorías inferiores y futbol juvenil, a tener un equipo trabajando para ellas. Esto nos permite, en estos últimos años, dar una atención más directa y profesional a los clubes de las distintas competiciones nacionales, trabajar en normativas y estructura de competiciones, trabajar de la mano de las federaciones territoriales en el fomento, y trazar planes de desarrollo. El cambio es abismal y hemos ido trabajando en ello de forma progresiva y rápida», explica Ana Álvarez, directora de Fútbol Femenino de la RFEF. Por norma general, en los países en los que las mujeres disponen de oportunidades en la sociedad similares a los hombres tienden a invertir más en el deporte femenino.

La desventaja histórica de España con otros países se ha ido igualando en el aspecto físico, táctico, promocional y en número de licencias. «Los entrenamientos son mucho más físicos que hace unos años, cuando no había ni siquiera suficientes chicas para completar equipos en el fútbol base. Actualmente el país ha pasado de las 40.000 licencias allá por 2014 a las casi 100.000 actuales», apunta Benito Pérez González, profesor del Máster en Dirección y Gestión Deportiva de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), que ahonda en la importante creación por parte de los clubes de una sección femenina que ha insuflado miles de euros a sus equipos e impulsado el interés de las féminas, el fuerte impacto de los patrocinadores en los últimos tiempos y la mejora de la constitución física de los equipos. «El ritmo de juego ha equiparado a los clubes y selecciones, ahora cualquiera puede poner en problemas a otro mientras que antes EE UU ganaba por su físico y nivel profesional, como ocurría con las nórdicas, que siempre han estado por encima de España», añade el experto.

Las futbolistas, según estudios publicados por la FIFA tras el Mundial 2019, corren más, recorren mayores distancias en el campo, han mejorado el posicionamiento de las jugadoras en función de la posición del balón así como el golpeo del mismo, ya sea en pases o hacia la portería rival. «Las futbolistas han evolucionado cuantitativa y cualitativamente a la hora de elaborar juego ofensivo, por ejemplo se nota, en la precisión en el pase. Aunque este no sea el indicador de rendimiento más fiable, se trata de un dato que nos habla del nivel técnico y táctico», recuerda el investigador en Fútbol femenino y profesor de la Universidad Europea Iyán Iván-Baragaño, que indica que según datos técnicos de la FIFA, las de Vilda tienen una media del 89,77% en la efectividad de los pases en esta edición mundialista.

Las futbolistas, según datos del investigador y profesor de la Universidad Europea Iyán Iván-Baragaño, corren más, recorren mayores distancias en el campo, han mejorado el posicionamiento en función de la posición del balón así como el golpeo del mismo, ya sea en pases o hacia la portería rival, respecto al útimo Mundial hace cuatro años.