El equipo de Javier Moncayo finaliza una jornada más en el límite de los puestos de descenso

El bloque riojano no acaba de encajar los engranajes necesarios que le permita ganar más de dos partidos seguidos. Algo que tan solo ha ocurrido una vez, con la llegada de Javier Moncayo, donde lograron imponerse al Betis y al Athletic. Parecía que la formulaba funcionaba, pero llegó el Eibar para poner al equipo de vuelta a la cruda realidad. Tres victorias, cuatro empates y diez derrotas. Unos datos que no sirven para la máxima categoría del fútbol femenino.

Con dos partidos aún por recuperar, uno contra el Santa Teresa, sin fecha para su disputa, y otro contra el Real Madrid, el tres de marzo en Valdebebas, el EDF Logroño deberá despertar si quiere dejar de estar en la cuerda floja. Tres puntos le separan del farolillo rojo en el que está sumergido el Deportivo, mientras que el equipo de Badajoz le pisa los talones con un punto de diferencia.

Habrá que confiar en el refuerzo de la plantilla con la llegada de Nyman y Lundin, en el mercado de invierno, para el centro del campo y la delantera local. Estos fichajes llegan para fortalecer un ataque riojano, cojo desde hace unos meses, a raíz de la lesión de larga duración de Olga García.

Ahora toca pensar en el Valencia. Tres puntos más que necesarios que llenarían de fuerzas a las riojanas de cara a la final copera del sábado. La última vez que ambos clubes se vieron las caras fue en Las Gaunas, el pasado cuatro de noviembre, donde el equipo ché logró empatar el choque en el último suspiro gracias a un gol de Jansen.