España, a la final a cuatro con sabor agridulce

España, que supo pronto del pinchazo sueco, estaba independientemente de lo que ocurriese en las semifinales de la Liga de Naciones y por tanto a un solo paso de las dos plazas para los Juegos Olímpicos de París que el torneo otorga. Con la tranquilidad propia de un objetivo cumplido de antemano la campeona del mundo trató de regalar a la afición de Pasarón, lleno para la ocasión, un triunfo y una noche de goles y espectáculo, como acostumbra en los últimos tiempos.

Pese al buen inicio transalpino, con el objetivo de discutir el balón a La Roja y con un disparo alto de Boattin, el equipo de Montse Tomé puso las cosas en su sitio a base de juego fluido. Al gol anulado a Mariona por fuera de juego siguió el derechazo a la red de Athenea, que superó a Boattin a través de su característica electricidad. Con la tranquilidad de la ventaja España asfixió cualquier conato de reacción italiana a base de esfuerzo en la presión.

Apenas le duraba un suspiro el balón a la Azzurra, obligada a defenderse en sus dominios para mantenerse viva en el partido. Sin embargo, quizás fruto de la holgada situación, a España le faltó profundidad y acierto en el último pase para aumentar su ventaja, con la goleadora Athenea como jugadora más activa. Sólida atrás con Irene Paredes como líder de la defensa en su partido cien con La Roja, la mejor selección femenina del planeta encaró el túnel de vestuarios sin recibir un solo disparo a puerta en contra.

Todo parecía bajo control, ya que no había asomado Italia por los dominios de España, cuando nada más reanudado el partido un error de Cata Coll en la entrega lo aprovechó Caruso para servir a Giacinti, que ejerció de '9' y rubricó el empate bajo el signo de la máxima efectividad. Fue un inicio un tanto caótico para el equipo español, que comenzó la segunda parte con diez futbolistas por la tardía incorporación de Esther González al terreno de juego.

Bajo la lluvia gallega España se tuvo que poner el mono de trabajo, como ya ocurrió ante el mismo rival en Salerno. Laia Aleixandri tuvo la ventaja en un cabezazo desviado tras el saque de esquina de Tere Abelleira, que jugaba en su casa en una noche muy especial, pero de nuevo las italianas golpearon con puño de hierro en un testarazo de Cambiaghi. La delantera del Inter no desaprovechó el buen centro de Giugliano desde el perfil derecho y dio la vuelta al duelo en un desafío para el equipo español.

Reclamó penalti Esther por mano en el área transalpina pero la griega Antoniou no estimó una acción que pareció punible y pudo haber cambiado el destino del duelo. Italia castigó otra vez con una pegada infalible en una jugada de pizarra, en la que Linari aprovechó las dudas de España en el juego aéreo.

En un visto y no visto el duelo había pasado de la placidez del 1-0 a la tormenta desatada por los tres tantos de Italia, en consonancia con la adversa climatología de la noche gallega. La Roja, campeona por galones y también en su espíritu, se aferró al duelo con el gol de Esther González, que era de justicia después de un disparo al larguero de Abelleira. Sin embargo, el clásico oficio transalpino limitó la reacción de un equipo que pese a la derrota, se sitúa a un solo paso de los Juegos Olímpicos de París.