Entrar al agua del río Ebro por el embarcadero se convierte en un auténtico quebradero de cabeza para aquellos que, como Óscar, Víctor y ... Luismi, practican piragüismo en la comunidad semana sí y semana también. Llueva, haga frío o salga el sol.
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El mantenimiento deficitario de la infraestructura durante estos últimos años, sumado a la necesidad de mejoras para adaptarse a todo tipo de usuarios deja al área navegable del cauce en un lamentable estado que pide a gritos un proyecto de mejora. No solo para ajustarse a las demandas de los que practican deporte en ella, sino también con vistas de futuro para explotar el lugar de cara a posibles fines turísticos.
Mucho antes de llegar a la ribera, estos deportistas con discapacidad física deben encumbrar un gran desnivel cargando con sus embarcaciones hasta el río. Después deberán descender por «una pedazo de rampa que, de entre lo malo, no es lo peor», asegura con sarcasmo Óscar. Y es que tanto él, por su silla de ruedas, como Luismi, por su prótesis en la pierna, van a toparse con multitud de barreras más hasta empezar a remar.
El suelo del embarcadero suele aparecer repleto de sedimentos y barro con las continuas crecidas del río lo que hace que se convierta en una «auténtica pista de arenas movedizas». «Es un peligro porque nos podemos resbalar, como ya nos ha pasado alguna vez, y en mi caso puedo estropear mi silla de ruedas por el barro», argumenta el piragüista de Lapuebla.
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Por si fuera poco, el agua del Ebro no llega hasta el embarcadero teniendo que colocar una especie de lona para no hundirse hasta llegar al río. «Se necesitaría un pantalán, que es una especie de plataforma, para dotar de una accesibilidad universal a la zona y poder hacer la transición al agua con los paracanoe», explica el presidente del Club Hípica, Jorge Rodríguez. Asimismo, también se antoja necesaria la instalación de una plataforma elevadora que uva la zona de la cafetería con el embarcadero.
«Tenemos que bajar al suelo, ir por todo el barro y la hierba, sortear el pantalán improvisado que nos consiguieron y ya podernos meter al agua», denuncia Óscar asegurando además que todo este correoso proceso «es lo que más pereza me da de venir a entrenar, es nuestro calentamiento personal».
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Tanto ellos como los clubes de piragüismo de la comunidad así como su Federación lamentan el estado en el que se encuentra el embarcadero del Ebro en la actualidad considerando que Logroño se deja escapar multitud de oportunidades por no saber o no querer explotar la zona. Su acondicionamiento, podría significar, en palabras del Guardia Civil, «una buena oferta turística para Logroño ya que la gente no se imagina lo bonito que es por dentro, es como una piscina gigante repleta de naturaleza y fauna».
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