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La batalla que libra el mundo contra la pandemia del coronavirus mueve a bucear en la hemeroteca para diseccionar las similitudes y diferencias con aquella otra que dejó también un reguero de sufrimiento, muerte y destrucción un siglo atrás bajo la denominación de ' ... gripe española'. Conocida así porque los medios españoles de la época no tuvieron reparos en arrojar luz sobre la epidemia, a diferencia de los de otros países participantes en la Primera Guerra Mundial que prefirieron ocultarla, lo que generó la falsa impresión de que este país había sido el epicentro de la crisis sanitaria, se estima que mató a unos cincuenta millones de personas e infectó a cerca de quinientos millones por todo el orbe. Sólo en España, segó unas 300.000 vidas. Como ahora, también tuvo notables efectos en el mundo del deporte, paralizando competiciones a lo largo y ancho de la Tierra que estaban muy lejos de alcanzar el carácter global que tienen en la actualidad.
El torneo estrella del fútbol español en aquellos tiempos era la Copa. El Real Unión se proclamaría campeón el año en que la 'Gran Guerra' daba sus últimos coletazos y un virus se abría paso para impedir que el mundo encontrase un poco de tregua. Con el vascofrancés René Petit como gran estilete, doblegaba por 2-0 en la final disputada en el estadio de O'Donnell a un Madrid que contaba en sus filas con Santiago Bernabéu. Corría el 12 de mayo y días después el Barcelona, que presidía su fundador Joan Gamper, apalabraba dos amistosos en la capital española con el Madrid. El cuadro blaugrana venció por 1-2 en el primero, pero el segundo, programado para 19 de ese mismo mes, tuvo que ser alterado. Ocho jugadores del plantel del Barcelona padecían la 'gripe española', lo que obligó a buscar otro adversario para el Madrid después de comprobar, visita al hotel en que se hospedaba el equipo de la ciudad condal mediante, que las alegaciones de enfermedad eran ciertas. Los recelos entre los acérrimos adversarios siempre existieron.
En los meses siguientes la cancelación de partidos se convertiría en moneda corriente, con jugadores enfermos y los viajes limitados por la epidemia. Aunque también hubo quienes se levantaron contra las restricciones impuestas para que el balón siguiese rodando. El propio Joan Gamper se revolvió en octubre de aquel año contra la orden del gobernador de Barcelona de suspender el partido previsto para el 17 de ese mes para dar el pistoletazo de salida al XV Campeonato de Cataluña, aduciendo los inconvenientes que acarrearía, su disputa al aire libre y el hecho de que otras actividades deportivas no hubiesen sido canceladas. El suizo logró su propósito y el torneo se jugó como estaba previsto tras dar el visto bueno la Junta de Sanidad.
La pandemia también hizo mella en el Campeonato de España de atletismo, con una reducida participación de atletas y significativas ausencias en la edición disputada a mediados de octubre en Madrid.
Los problemas se multiplicarían también fuera de las fronteras españolas y en multitud de disciplinas. La por entonces llamada Football League Fist Division y la FA Cup habían quedado interrumpidas por la participación del Reino Unido en la Primera Guerra Mundial y no se retomarían hasta 1919, pero se mantuvieron una serie de campeonatos regionales que terminaron siendo foco de contagio de lo que los ingleses conocían como 'la muerte azul' por el color que adoptaban los pulmones de los infectados. Al menos cuatro futbolistas británicos de la época perdieron la vida a causa de la enfermedad: el extremo escocés Angus Douglas, veterano de guerra que militó en el Chelsea y el Newcastle, y los ingleses Jack Stanley Allan (también participante en la contienda que pasó por el Newcastle y el Nottingham Forest), John Pattinson (Gainsborough Trinity, entre otros equipos) y un jugador del Millwall cuyo nombre sepultó el paso de los años.
Al otro lado del Océano Atlántico, la 'gripe española' provocó la suspensión de la final de la liga de hockey hielo (NHL) antes del sexto y decisivo partido entre los Seattle Metropolitans y los Montreal Canadiens, después de que varios jugadores de la escuadra canadiense cayeran enfermos. Uno de ellos, Joe Hall, falleció después de caer desplomado sobre el hielo en el quinto partido, mientras que el propietario de la franquicia, George Kennedy, moriría en 1921 como consecuencia de complicaciones de salud derivadas de la enfermedad.
Curiosamente aquel dantesco panorama contribuyó a forjar la leyenda de uno de los mayores mitos del deporte estadounidense. Babe Ruth sobreviviría a dos infecciones de la 'gripe española' para llevar a los Boston Red Sox al título de las Series Mundiales de béisbol, en una temporada que fue acortada por la epidemia. El 'Bambino', que estuvo al borde de la muerte, terminaría siendo considerado como el mejor jugador de la historia, tras ganar las Series Mundiales en siete ocasiones (1915, 1916, 1918, 1923, 1927, 1928 y 1932), tres de ellas con los Red Sox y las otras cuatro con los New York Yankees.
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