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Iván Benito
Martes, 23 de agosto 2022, 00:44
La mente de Enric Mas es una centrifugadora en marcha. Tras llegar el domingo al hotel Lakua pasadas las 11 de la noche, desde las nueve y media de la primera jornada de descanso de la Vuelta vagaba por el 'paddock' improvisado que Movistar, Jumbo, ... Israel, UAE y Quick Step formaron en la calle Tarragona de Vitoria. Con chanclas, atuendo ciclista por excelencia cuando se despojan de las botas, bien abrigado, y con mascarilla, ya que el ciclismo es el estamento que menos relaja las restricciones, estiraba las piernas y conversaba con los pocos mecánicos y auxiliares que ponían a punto las bicicletas con las que saldrían a entrenar no antes de las once.
El camión del Movistar presidía la vía después de que el equipo lo enviara el sábado por la noche desde Utrecht. Era solo la primera remesa de un traslado que se completó con el viaje de los ciclistas y unos pocos directores en vuelo chárter y la odisea del resto de componentes, que realizaron los 1.300 kilómetros que separan Breda de la capital alavesa por carretera haciendo noche en Francia. Fueron los primeros rostros de fatiga de una carrera que no ha hecho más que empezar.
Por ahora, la domina el Jumbo, de los más madrugadores ayer en ponerse en marcha. Gesink, el primero en salir, continúa con la sonrisa de haber sido el primer líder de la carrera. En la segunda etapa, recogió el maillot Teunissen y Affini lo trajo a España. «Lo guardo en la habitación», bromeaba ayer el contrarrelojista italiano. Hoy, casi con total seguridad, le tocará cederlo. Quién sabe si a su compañero Roglic, quien a su salida del hotel se cruzó con Daulton Hommes, uno de los flamantes fichajes del Baskonia.
Enfilaban la calle abajo los de amarillo cuando del hotel salía el conjunto Israel con una figura destacada. Chris Froome se llevaba el reclamo de los pocos aficionados que esperaban a las afueras. Minutos antes, Michael Woods se despedía del resto de integrantes. El canadiense abandonó en la tercera etapa por una «pequeña conmoción cerebral» de la que aún quedaban marcas en su rostro. «Por suerte fue menos grave de lo que parecía y vino con nosotros en avión porque le pillaba mejor para volver a su casa en Girona», explicó su director Óscar Guerrero. Así es la globalización del ciclismo, la misma por la que Alaphilippe saluda a unos aficionados que le piden una foto con un 'aupa'. Por la trastienda salió Evenepoel, de los pocos que parece capaz de romper el pelotón en la subida a Herrara. Como el resto de su equipo, completó 44 kilómetros por los aledaños de Zurbano con la bicicleta contrarreloj entrenando para la jornada del próximo martes en Alicante. La de hoy ya la tienen estudiada.
También el Movistar. «No vamos a ir a reconocer el final porque ya lo hemos visto. Tenemos muchos vídeos e información de sobra para los ciclistas y preferimos que estiren las piernas y se relajen en la habitación después de un traslado muy largo», expresaba Patxi Vila, uno de los directores. El descenso vertiginoso de Herrera supondrá la primera prueba de fuego para el 'reset' de Enric Mas, el único del conjunto telefónico que ayer montó sobre la 'cabra'. «Para no perder la costumbre», se resignaba. Luego José Joaquín Rojas lograba sacarle una sonrisa, porque gregario se es las 24 horas del día, antes de subirse a la bicicleta y salir dirección Durana. Eran siete. Faltaba uno. El que más expectación levanta y por el que una veintena de aficionados esperaban alrededor de su bicicleta. Pero Alejandro Valverde decidió ayer no salir a entrenar. Quizás todavía con el miedo en el cuerpo tras las dos nerviosas etapas en línea en los Países Bajos sobre las que criticó el trazado.
A escasos metros, Matxin preguntaba a unos cicloturistas locales si en una hora les daba tiempo a sus pupilos a ir y volver al pantano de Landa. Y para allí que se fueron Almeida, Soler, Juan Ayuso y compañía y por donde también se dejaron ver los equipos alojados fuera de la ciudad. El Euskaltel y el DSM lo hacen en San Román de San Millán, el Trek en Elorriaga, el Bike Exchange en Murguía, el Ineos en el Parador de Argómaniz y el Education First en Durango. El Burgos, en el Ruta de Europa, fue el único equipo que se montó en el autobús para acercarse y recorrer los 45 kilómetros finales de la etapa de hoy.
El otro epicentro ciclista de Vitoria, que acoge por vigésima vez una salida (13.40 horas) de la ronda española, se formó en torno a Jardines de Uleta, donde se hospedan el Bahrein, Bora y Arkea. El ganador del Giro Jay Hindley eludía la etiqueta de favorito y señalaba a su compañero Higuita para la etapa que hoy finaliza en Laguardia. «Habrá un sprint difícil de controlar y tendremos que estar atentos». Idéntica resolución que espera Mikel Landa, aclamado por familiares y amigos. «Mañana -por hoy- puede haber lío. A ver que hace Trek», señaló, apuntando a Pedersen como máximo favorito. Por su parte, su compañero Luis León Sánchez solo pide «que no llueva». La previsión es que se quede solo en tiempo nublado.
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