La afición llenó las calles

Logroño está en la calle

Espectacular ambiente en Logroño con motivo de la celebración de la12ª etapa de la Vuelta a España

Miguel Martínez Nafarrate

Viernes, 5 de septiembre 2014, 09:17

Ni un alfiler. Hasta los periodistas que siguen la Vuelta explicaban que la salida de Logroño se llevaba la palma. La ciudad salió a la calle. Al rebujo de Contador, Purito, Valverde y Froome. Yotros. A Jonathan Castroviejo (Movistar) le vinieron a ver familiares de ... Ribafrecha. Promete volver por Navidad. Pero sorprendió ver una pancarta en la que lucía un Treviana saluda a Maté. La madre del corredor del Cofidis es de Treviana y acentuaban el segundo apellido: Mardones. También se dejó ver el único profesional riojano Álvaro Robredo. Cómo para no verle. Su metro noventa sobresalía. Saludó a Perico, que dijo: «¡Jo, cómo vienen estos de grandes!», a los cadetes riojanos del Lizarra y al profesional del Omega Carlos Verona, que corrió el año pasado en el Burgos.

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En un entorno fantástico, enaltecido por la puerta de las bolas se congregó todo un ir y venir de público. No faltaron Dionisio Ruiz y Alejandro Fernández, dos fenómenos de los pedales, los hermanos Ja-lle, que no faltan en la Vuelta con los enlaces, ni el doctor Alfredo Córdova, que estuvo en el Kelme hace años, ni Juan Mari Guajardo. Su voz es sinónimo de ciclismo. Grande en los comentarios por megafonía. Si no era un sombrero de paja, una visera, un vino de Jerez, productos de Burgos, seguros de vida, loterías, un escaparate brutal y en movimiento. La Vuelta es grande y aparece y desaparece como por arte de magia.

Los más locos del pedal pasaron revista a las máquinas. Carbono, cambios electrónicos, desarrollos para la etapa. Adelante un 53x39, abajo un 23x11. Etapa plana. ¿Para qué más? Los chicos del Belkin llevaban una cámara incorporada en un manillar. Cada día le toca a un corredor. Luego suben al Youtube sus cosas. Se notaba el ambiente de chavalería. Os queda poco para el cole. Carrera monocorde. Escapada condenada y sorpresa en la llegada. Una caída. Eso toca la moral. Esprint cojo. El calor fue sofocante. ¿Cómo aguantarían por el sur? Chiringuitos por todas partes y ciclistas convertidos en amos por un día. Los de los saltos por un sitio; los de las mountain bike, por otro;los de las fixies, las de paseo. Y los profesionales, a todo cisco por la carretera. A 68 km/h bajaban por la avenida de Madrid. El radar lo dejarían fundido. Como se pongan a multarles...

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