Tres carreras con Tokio en la mente

No es marzo, ni siquiera mayo y por delante no queda una temporada larga con grandes objetivos definidos. El jueves es 1 de octubre y arranca la Copa del Mundo de bicicleta de montaña. Una Copa reducida a dos pruebas, ambas en Nove Mesto, y que tendrá su continuidad el domingo 11 en Austria, pero con el Campeonato del Mundo en juego. Y se acabó. Así de rápido. Tampoco hay La Rioja Bike Race, prevista para los últimos días de este próximo mes. Carlos Coloma inicia una nueva temporada, la vigésimo segunda. El domingo voló a la República Checa, a donde llega el BH Templo Cafés tras sumar dos medallas en el Campeonato de España. Oro para Rocío García y bronce para Pablo Rodríguez. Coloma acabó sexto.

«La Copa es muy corta, pero a la vez muy intensa. Ahora bien, es mejor poco que nada, porque si no se hubiera disputado, el daño hubiese sido enorme para este deporte. Estamos en desventaja con ciclistas de otros países europeos, donde se ha competido más, pero correremos pensando también en el Mundial. Todo lo que hagamos esta temporada tiene su repercusión en la siguiente, en la de los Juegos», indica el riojano, que sigue teniendo en su cabeza la cita de Tokio, a la que no renuncia.

Si el jueves se disputa la primera carrera, la temporada como tal comienza este martes con la celebración de la clasificatoria, del 'sort track'. El menú queda muy condensado. «Este martes se disputa la clasificación en Nove Mesto y el 1 de octubre, la primera carrera. Un día después, de nuevo clasificación y el 4 de octubre, la segunda carrera. De Nove Mesto nos vamos a Austria para preparar el Mundial, que será el 11 de octubre y daremos por concluida la temporada», especifica Coloma, que entre sus muchos lamentos del año no olvida la cancelación de la cita riojana. «Nos hubiera gustado acabar en La Rioja Bike Race, pero el riesgo comenzaba a ser mayor a tenor de los datos de la pandemia», reflexiona.

Tanto García como Rodríguez subieron al podio (de cinco) no hace muchas fechas en tierras checas, aunque el nivel actual lo marca lo hecho hace dos semanas en Valladolid, en el Nacional. Y allí, conscientes de que el circuito no tenía mucho que ver con los de cross country de Copa, las sensaciones fueron buenas. «Creo que el equipo ha hecho un buen papel en el Nacional. Rocío es campeona de España después de tres años ganando tanto en Sub'23 como en Élite. Pablo ha pisado al podio, algo que no vivía desde aquel de Maceda en el 2016. Y en mi caso, estoy contento con esa sexta plaza porque no estuve tan lejos de los mejores», admite.

El baile que ha experimentado el calendario ha alterado los objetivos. Éste era año olímpico y, por tanto, el reto residía en Tokio. El Mundial siempre fue una carrera muy del agrado de Coloma, sin olvidar la Copa. «La Copa siempre es un objetivo, pero la mente está puesta en el Mundial. Creo que tanto Rocío como Pablo pueden hacer un buen papel. Hay que tener en cuenta que para Rocío es el primer mundial en categoría Élite. Ahora mismo, es una ciclista que puede estar entre la séptima y la duodécima plaza. Depende del día que tenga, pero no la veo por detrás de la décimo quinta posición. Además, hay otras más expertas que copan las primeras cinco plazas. Y en mi caso, llego a los 22 años acudiendo de manera ininterrumpida a la Copa y al Mundial. Quizá no he tenido grandes resultados, pero sí que es un reflejo de la constancia en mi carrera», explica el patrón del BH Templo.

En Austria, en dos semanas, concluye un año de incertidumbres. En el caso de Coloma, su gran obsesión era mantener la estructura que ha creado. «Ha sido un año de mucho trabajo, de muchas reuniones, de muchos kilómetros... No es fácil mantener una estructura como la que tenemos y hay que estar muy pendiente de los patrocinadores. Es una parte del trabajo que no se ve desde fuera, pero que hay que hacer. Y estamos encantados, porque contamos con un grupo sólido de firmas que nos apoya pues entienden que somos buenos para su negocio», refleja.

Un año que se ha convertido en un tobogán de sensaciones, de pensar incluso demasiado, de preguntarse si merece la pena semejante sacrificio. «Siempre hay momentos malos en los que piensas en dejar todo y no complicarte la existencia, pero soy feliz y me siento muy gratificado con todo lo que hago. Hemos logrado montar en casa el equipo más potente de España cuando lo más fácil hubiera sido levantar la estructura en Madrid, Barcelona o Andorra, pero estoy contento porque siempre me he sentido orgulloso de haber nacido en La Rioja y el equipo está en su casa», apunta.

Quien habla es Carlos Coloma, el empresario, pero su mente y cuerpo aún albergan al Carlos Coloma ciclista. Ambos cumplieron ayer 39 años. «Me veo bien, pero como te he dicho, este último año y medio me ha pasado factura porque estar al frente de un equipo exige mucho. Y luego tengo que entrenar. Al final, todo eso pasa factura al cuerpo... y tengo 39 años. Aun así, ver lo que he creado compensa todo el trabajo de muchos años», insiste.

¿Y Tokio? Era su gran reto para este año 2020. Sus cuartos juegos olímpicos tras Pekín, Londres (diploma) y Río de Janeiro (medalla de bronce). Atenas 2004 le hizo llorar de rabia porque se quedó fuera de la cita cuando ya tenía todo preparado; Río de Janeiro le ha cambiado su vida, al menos sus últimos cuatro años. «El objetivo sigue siendo acabar mi etapa profesional en Tokio, pero no a cualquier precio. Tokio no es un premio a una carrera, sino que representa unos Juegos Olímpicos y si voy a correr es porque estoy en condiciones para ello. Si Valero o Pablo están mejor, que compitan ellos. Prefiero ayudarles desde el equipo español o centrarme en Rocío, que sí competirá. Si tengo opciones de pelear la plaza, la pelearé. Y si no, paso a un lado», concluye. Apuesten por la pelea sobre la bicicleta, no desde el paddock.

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