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Jon Rivas
Lunes, 15 de julio 2024, 20:14
El Tour descansa en Gruissan, a orillas del Lago Rosa, junto al Mediterráneo. Salinas coloreadas por un alga del mismo color que los flamencos que anidan en las marismas y se comen las gambas ricas en carotenoides que tiñen el plumaje de las aves. Es ... un lugar tranquilo, junto a los viñedos de la isla de San Martín y cerca de Narbona y Montpellier. Los ciclistas recobran fuerzas para la última semana, se rearman en sus energías y sus argumentos para tener un porqué después de la escabechina que montaron entre el Visma y Pogacar, que les hizo llegar sin aliento a la cima del Plateau de Beille.
Nadie había subido tan rápido nunca. El líder bajó de los 40 minutos (39:50) y mejoró la marca que había establecido Marco Pantani en 1998, cuando hizo doblete Giro-Tour, pero es que también Vingegaard (40:58) y Evenepoel (42:41) superaron el récord del Pirata, que estaba en 43:20. Hasta Mikel Landa estuvo a un paso de hacerlo (43:44). Todo por el ritmo infernal del equipo de Vingegaard, que convirtió la meta en una sucesión de muertos vivientes que llegaban en solitario o en grupos reducidos, y hasta una hora después de que llegara Tadej Pogacar.
Todo respondía a una táctica, la de Vingegaard, que intentó que el maillot amarillo colapsara. No lo consiguió, se quedó a 3:09 en la general, y en el reposo de su hotel, reflexionaba sobre lo que resta y sus opciones. «Parece que está muy fuerte -Pogacar-, pero en el pasado ya hemos visto que ha tenido algún día malo, puede que le pase en la tercera semana, nunca se sabe». Se agarra el danés al clavo ardiendo de un presunto desfallecimiento del líder, que le dé opciones de victoria. «Tampoco está tan por encima de mí», dice. «Si puedo mejorar todavía un poco creo que estaremos en igualdad de condiciones. En Plateau de Beille hice la mejor subida de mi vida, no puedo estar decepcionado».
Lo peor para él es que Pogacar subió todavía mejor. Pero, pese a todo, no desiste. «Nunca he bajado los brazos, voy a seguir peleando y veremos si da resultado en la tercera semana», asegura. «Tenemos que seguir peleando y creyendo que todavía es posible ganar el Tour, no he perdido la esperanza y sigo pensando que es posible. Lo probamos las dos últimas temporadas, tenemos que continuar creyendo en nosotros mismos».
Le apoya desde la distancia Bjarne Riis, otro danés que ganó el Tour. Cree que esa es la mejor forma de intentar el asalto: «Pienso que es un buen augurio para la carrera, porque probablemente esté ansioso por atacar y listo para hacer una buena semana. Será fantástico verlo».
Le preguntan a Vingegaard si no será mejor conservar el segundo puesto que intentar llevarse el primero y la duda le ofende, porque «mi mentalidad es la de asaltar el maillot amarillo, no la de mirar por el retrovisor». Y Riis se emociona con la reacción de su compatriota. «Creo que es alentador después de todas las cosas que hemos visto en los últimos días, que todavía diga que no tiene nada que perder».
Vingegaard insiste: «No estoy aquí para ser el número dos», y alude a la caída en la Vuelta al País Vasco, que le ha marcado la temporada. «Creo que el accidente en realidad me dio más hambre. Eso no quiere decir que no tuviera hambre antes. Pero descubrí que, si voy a hacer esto y estar tanto tiempo lejos de mi familia, también tengo que tener algún tipo de hambre deportiva para seguir mi camino».
Entre los damnificados por la segunda etapa pirenaica también está el granadino Carlos Rodríguez que, sin embargo, se toma bien la experiencia. «Creo que tengo que estar feliz porque lo he dado todo y el desempeño ha sido bueno», dice. «He estado casi siempre cerca de los mejores. Quizás en Plateau de Beille no tuve mi mejor actuación en el Tour, pero, pese a eso, necesito estar feliz y contento con el esfuerzo realizado. Di lo mejor de mí hasta la meta». Ahora se plantea, posiblemente, una victoria de etapa, como la del año anterior. «Tendremos que ver el día a día, pero seguro que debemos seguir intentándolo, seguir luchando como lo hemos estado haciendo hasta ahora, seguir dando lo mejor de nosotros y ojalá llegue un buen resultado», y lanza un mensaje para dar las gracias a los aficionados que le apoyaron en la carretera. «Espero que durante esta semana pueda darles un poco de alegría viendo la carrera».
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