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j. gómez peña
Viernes, 22 de julio 2022, 18:13
Jumbo es una cadena de supermercados de Países Bajos. Tienen de todo. En sus estanterías hay un inminente ganador del Tour como Jonas Vingegaard, una navaja suiza multiusos nacida en Bélgica y llamada Wout Van Aert, un saltador de esquí que ha ganado tres veces ... la Vuelta como Roglic e incluso al vencedor de esta decimonovena etapa de la Grande Boucle, Christophe Laporte. Es francés y es un alivio para su país, que aún no se había estrenado en esta edición. Laporte culminó el control absoluto del Jumbo. Van Aert calmó otra vez al revoltoso Pogacar y luego protegió a Vingegaard en las rotondas de acceso a la meta. Allí le dio el relevo a Laporte. Gana tú. Van Aert hace lo que quiere. Y quería que venciera su compañero. Obediente, lo hizo. En apenas kilómetro y medio se despegó de los velocistas, cazó a los fugados, Wriht, Stuyven y Gougeard, y rescató a Francia en la meta de Cahors. Así lo ordenó el dueño de la carrera, 'Hulk' Van Aert.
El belga pesa 78 kilos de músculo. Rápido y fuerte. Hay quien le pide que adelgace para ser más competitivo en la montaña y pelee así por ganar un Tour. Eso le desnaturalizaría. Más que un ciclista es un atleta. Brillaría en cualquier actividad física; también en el rugby, el deporte más popular en la tierra de esta etapa. Hasta que faltaban tres kilómetros para Cahors se dedicó junto a Laporte a llevar a hombros a Vingegaard. Cumplida esa misión, concedió a Laporte esos tres mil metros. «El equipo me ha dado esa confianza», agradeció el francés. Lo aprovechó. En las estanterías del Jumbo hay una nueva victoria. Llenas.
Tras la inolvidable etapa de Hautacam en la que Vingegaard sentenció este Tour, el primero que no ganará Pogacar, la ronda gala salió desde Castelnau-Magnoac, un pueblo de apenas 800 vecinos. «Lejos de todo y en mitad de la nada», repiten allí. Pero en sus calles vacías creció Antoine Dupont, que es hoy la gran estrella del rugby y que ha dirigido a Francia hasta el éxito en el Seis Naciones. Un granjero en la cima. Un ejemplo a seguir. Conviene fijarse en algunos modelos tanto cuando les va bien como cuando todo se les tuerce. A Merjin Zeeman, responsable de formación del Jumbo, le inspiró un libro sobre rugby, 'Legacy', de James Kerr. Trata de las dos caras del éxito y se centra en la decadencia y el renacimiento de los All Blacks, el equipo de rugby neozelandés que conquistó el mundo.
El Jumbo viene del Rabobank, el buque insignia del ciclismo neerlandés que se hundió en la ciénaga del dopaje. A los All Blacks les perdió el alcohol. Distintos atajos hacia la misma ruina. Zeeman estudió la reconstrucción del equipo austral. Apuntó los pasos. Y los ha trasladado al Jumbo, que tras derrotas tan dolorosas como la de Roglic en la contrarreloj final del Tour 2020 ha conseguido instalarse en la cúspide del ciclismo. El modelo a seguir. Si Vingegaard no sufre una desgracia en la 'crono' de este sábado, completará la resurrección de la escuadra neerlandesa. Al éxito a través de la búsqueda de la perfección, del trabajo coral y del talento. El Jumbo ha ocupado el trono del Sky/Ineos.
Enric Mas, baja por covid
El paisaje de la etapa hablaba de rugby y de ciclismo. Ecos. En el Sky era director hasta 2020, hasta su repentino fallecimiento con apenas 40 años, el francés Nicolás Portal. El Tour, ya con Politt, Honoré, Simmons, Van der Hoorn y Mohoric en fuga, pasó por su pueblo, Auch. Un cartel con su imagen le recordaba a la entrada de una rotonda. El pelotón se abrió en cremallera para acariciarle a derecha e izquierda. Emotivo. Antes del Sky, Portal estuvo en el Caisse d'Epargne, el antiguo Banesto, el actual Movistar. Es el único equipo español en el World Tour y lucha por mantener la categoría tras una, hasta ahora, mala temporada. Todo le sale mal. Su líder, Enric Mas, perdió el jueves sus opciones por el miedo a los descensos y, para colmo, no tomó la salida en Castelnau-Magnoac por culpa del covid. La retirada es casi un alivio para él.
Sí que pasaron cosas en la decimonovena etapa. Pasó también que un grupo de manifestantes paró la carrera. Breve contratiempo. Se solucionó sin casi levantar la voz. Ya no está en el pelotón Bernard Hinault, que en el Tour de 1984 embistió contra los manifestantes. A puñetazos. Dos ediciones antes ya se había encarado con unos agricultores que pedían a los franceses que consumieran productos del país. Hinault les soltó: «Entonces, ¿por qué cortáis la carrera con tractores americanos?».
Y hubo, claro, ataque de Pogacar en el revirado tramo final por la orilla del río Lot. Van Aert, siempre él, lo atajó. A su rueda, Vingegaard llega con el Tour en la mano a la contrarreloj final. Le protege un tipo que parece salido de una melé de rugby, que derrocha fuerza y que, afortunadamente para Francia, dejó la victoria en Cahors para su compañero Laporte. El Tour de Vingegaard lo dirige Van Aert.
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