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Beñat Arnaiz
Domingo, 20 de abril 2025, 18:52
La mirada del aficionado al ciclismo ya está en el próximo domingo después de la espectacular Amstel Gold Race ganada por Mattias Skjelmose (Lidl-Trek) ... ante nada menos que Tadej Pogacar (UAE) y Remco Evenepoel (Soudal). La espera para sentarse en el sofá, ver la Lieja-Bastoña-Lieja y disfrutar de otra gran jornada de ciclismo se va a hacer larga.
El danés lloraba de emoción en la línea de meta, y no era para menos. No solo acababa de ganar una carrera de muchísimo prestigio, considerada el sexto monumento del calendario, sino que lo había logrado ante dos figuras como Pogacar -vigente campeón del mundo, del Tour de Francia, del Giro de Italia o del Tour de Flandes- y como Evenepoel, campeón olímpico y que ha regresado como una moto tras recuperarse de su accidente en invierno.
Van der Poel se ha marchado de vacaciones, pero la entrada en acción de Evenepoel no rebaja la expectación de lo que queda de temporada de clásicas. El belga de 25 años es un corredor único, capaz de romper todos los esquemas incluso a quienes son superiores a él.
Pogacar atacó a 47 kilómetros de meta aprovechando un acelerón de Julian Alaphilippe. Los dos se marcharon solos y Evenepoel, viendo las piernas que tuvo después, cometió el error de entrar en el Gulperberg muy mal posicionado. Vio el movimiento a 50 metros y tardó cuatro kilómetros en llegar a la cabeza de grupo, distancia en la que los líderes de la carrera abrieron un hueco de medio minuto, aunque el francés no duró mucho a rueda de Pogacar.
El terreno de la Amstel Gold Race es sinuoso pero no tan duro como en otras pruebas y el esloveno no logró grandes diferencias ante un grupo numeroso, bien organizado pero que no terminaba de neutralizar la desventaja y comenzar a reducirla. Mattias Skjelmose, danés de 24 años y que venía de ser quinto en la Itzulia, leyó bien la situación y decidió moverse. Bien fuera para intentar cazar a Pogacar o para adelantarse al esperado movimiento de Evenepoel, le fue bien.
El del Soudal realizó primero un cambio de ritmo a la manera tradicional, y no le funcionó. Schmid (Jayco) y Pidcock (Q36-5) cerraron el hueco. Lo volvió a intentar después, pero esta vez a su manera. Partió desde la mitad del grupo sentado, sin levantarse del sillín, desplegó toda su potencia y se marchó poco a poco como si estuviera corriendo contra cicloturistas. Se fue por pura fuerza.
Skjelmose y Evenepoel se fusionaron a 25 kilómetros de meta con una diferencia desfavorable de 23 segundos respecto a Pogacar. En ese momento comenzó una persecución que hasta ahora siempre había resultado defectuosa si la presa era el esloveno, pero el motor y la aerodinámica de Evenepoel son de otra categoría. El guion de siempre de Pogacar no funcionó esta vez.
El campeón del mundo fue neutralizado a ocho kilómetros de la llegada, ubicada en un llano después de superar el Cauberg, la cota más icónica de la Amstel Gold Race. Los tres firmaron la paz y tras no atacarse en el mencionado pico, la victoria se puso en juego en un sprint de pura fuerza de 300 metros.
Skjelmose, Pogacar y Evenepoel arrancaron prácticamente a la vez, y el belga fue en primera posición hasta que Pogacar se abrió para adelantarle. El danés siguió su rueda y repitió movimiento para ponerse los tres a la par. Evenepoel fue el primero en explotar, Pogacar se sentó en el sillín y Skjelmose se adjudicó sobre la línea, pero con claridad, la victoria más importante de su corta carrera. El miércoles llega la Flecha-Valona y el domingo, el gran asalto en la Lieja-Bastoña-Lieja.
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