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Pasar entre dos árboles, con un margen de metro y medio, a una velocidad de 42,7 Kms/h en bicicleta parece una temeridad. Víctor Sáenz Durán, en cambio, considera que «es un espacio ancho, los hay más estrechos». El pasado fin de semana ... este 'biker' riojano fue tercero en la categoría ProMaster en la competición de descenso Cranskworks celebrada en Innsbruck (Austria), una de las más prestigiosas del mundo. Aunque es un evento privado, su importancia es equiparable a la de una Copa del Mundo, ya que está incluida como puntuable dentro del calendario de la Unión Ciclista Internacional, y participan «los mejores del mundo en las disciplinas más extremas», explica Víctor Sáenz Durán, de 37 años y que trabaja como mecánico en la tienda de bicicletas RiojaSport de Logroño.
Sáenz Durán, conocido en el mundo 'biker' riojano como 'Bicitor', se inició en el descenso a los 17 años en su pueblo, Entrena. Formó parte del primer club que hubo de esta disciplina, Doblabielas, «y empezamos a salir con Jorge Soto, que ahora es mecánico de Coloma, y Jorge Muro, uno de los pioneros de la bicicleta de montaña en La Rioja», recuerda Víctor. Cabe destacar que Sáenz Durán fue, de alguna manera, uno de los descubridores del ciclista Vlad Dascalu, reciente vencedor de La Rioja Bike Race y de la segunda prueba de la Copa del Mundo UCI XCO celebrada en Nove Mesto (República Checa). «De niños teníamos un circuito en el pueblo para hacer saltos y había uno que venía todos los días y destacaba. Le montamos una bici con las piezas que nos sobraban y nos lo empezamos a llevar a competiciones, las ganaba todas. Es un fuera de serie», recuerda Víctor sobre Dascalu.
Mientras el rumano se ha especializado en bicicleta de montaña, como otro ciclista de aquel grupo de Entrena, Marco Sufrategui, 'Bicitor', en cambio, ha continuado en el descenso y el enduro. Son disciplinas diferentes, mientras que en la primera solo se cronometra un tramo de no más de 2 kilómetros de recorrido y unos 350 metros de desnivel negativo, el enduro consta de un circuito de unos 40 kilómetros que los participantes deben completar dentro de un tiempo máximo, aunque para la clasificación final solo se contabilicen los tramos de descenso, el esfuerzo es mayor.
En la segunda prueba de Cranskworks celebrada en Austria (la primera fue en Nueva Zelanda y la última será en Canadá), los participantes en el descenso bajaron por un circuito de 1.600 metros y 337 metros de desnivel negativo. Sáenz Durán lo completó en 3.16.12 minutos, a una velocidad media de 34 Kms/h, con picos de hasta 42,7. El resultado, podio: tercero. «No me lo esperaba porque había mucho nivel, pero el circuito se adaptaba a mis características porque era nuevo, la tierra batida no estaba pisada y había muchos saltos, aunque llovió el día anterior y las raíces de los árboles estaban muy resbaladizas», describe Sáenz Durán. En los descensos se atraviesan bosques enteros y las bicicletas transcurren casi por arte de magia por espacios angostos a gran velocidad, hay que tener muchos reflejos, mucha sangre fría y mucha práctica.
«Había zonas amplias, de 8 metros, aunque la media era de 4, y otras de 1,5», explica este 'biker' riojano, vigente campeón de la Endurama y de Castilla y León y Castilla La Mancha, y que puede presumir, sobre todo, de no haberse fracturado nunca nada: «Me he dado golpes fuertes pero nada más. Digamos que sé caer bien». En cuanto al descenso de Innsbruck explica que realizó «una bajada conservadora, pero me salió bien». Solo ver el vídeo del entrenamiento hiela la sangre. Parece un videojuego. Y a 'Bicitor' todavía le sobra tiempo para soltar la mano del manillar y preguntar a otro participante caído: «Are you okey?».
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