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Iñaki Izquierdo
Miércoles, 24 de mayo 2023, 19:15
No acaba de encontrar el tono el Giro de Italia. En la recta majestuosa de Caorle, perfecta para un sprint lujoso como los mosaicos de la vecina Venecia, se disputó una 'volata' de pueblo de pescadores. Que, en realidad, es lo que es Caorle. Ganó ... Alberto Dainese (DSM), que fue el que menos problemas tuvo para descifrar los inmejorables 600 metros de recta final (ocho metros de ancho). Acabó ganando por medio tubular a Jonathan Milan (Bahrain), que volvió a calcular fatal, fue de cara al viento el último medio kilómetro completo y casi remonta a base de esos zapatazos terribles con los que parece que va a romper la bici.
El Giro deja hoy las discusiones bizantinas para volver a echarse al monte. La carrera entre en su fase definitiva, tan diferente a lo que se ha visto hasta ahora como el austero duomo del siglo XI de Caorle de la vecina plaza de San Marcos. Tan diferente que el Giro de las etapas de doscientos kilómetros disputa hoy la jornada en línea más corta (161). Mañana, etapa reina con meta en las Tres Cimas de Lavaredo y el sábado, cronoescalada al monte Lussari.
Tan distinta que suben las acciones de Joao Almeida (UAE), que ha horrorizado a los italianos por comer un plato de arroz con ketchup tras su victoria en el monte Bondone. Pecado casi peor que poner piña a una pizza. Por su parte, Geraint Thomas (Ineos) va de rosa y parece dispuesto a jugárselo todo en la cronoescalada.
Un 'volata' de altos vuelos debería haber sido el aperitivo perfecto para la montaña. Los tifosi se tuvieron que conformar con un Spritz en una terraza con vistas a Trieste.
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