Nostalgia del caos en el Giro

La jornada volvió a dejar la sensación de que al Giro le falta ciclismo. A los tifosi les quedó la contemplación de las majestuosas tres cimas (Grande, Pequeña y Oeste), que alguno vería por primera vez aunque ya estuviera aquí en 1967, cuando Vincenzo Torriani trajo la carrera por primera vez. En las Tres Cimas de Lavaredo siempre había hecho mal tiempo, nieve, niebla. Siempre habían quedado ocultas a la vista, cuando ganó Merckx, cuando ganó el Tarangu, cuando ganó Lucho Herrera, cuando ganó Nibali... Cuando en 1967 los jueces tuvieron que anular el triunfo de Felice Gimondi porque fue un escándalo de empujones a los ciclistas -'spinte', en el vocabulario ciclista italiano-, hasta tal punto que Giggi Boccacini, enviado especial de 'La Stampa', el gran diario turinés, tituló su crónica 'Caos en el Giro'.

Hubo nostalgia del caos. No hubo nada que echarse a la boca más allá del paisaje y del trabajo de gregario verdadero de Arensman. Todo queda pendiente para la cronoescalada de hoy. Se pasaron Campolongo, Valparola, Giau y Tre Croci sin más incidencias. Thomas se movió en el último kilómetro de las Tres Cimas de Lavaredo y llegó a soltar a Roglic, pero en los últimos metros el esloveno sacó a relucir su explosividad, alcanzó al galés y le metió tres segundos. No fueron siete porque Magnus Cort Nielsen (EF), superviviente de la escapada de la que salió el ganador de la etapa, el colombiano Santiago Buitrago (Bahrain), esprintó por el tercer puesto y se llevó los cuatro segundos de bonificación. Joao Almeida (UAE) volvió a sufrir. Se le escaparon 23 segundos y hoy sale con una desventaja de 59.

La etapa también dio para una anécdota de la modernidad. Primoz Roglic decidió cambiar de bici en Cortina d'Ampezzo, antes de las subidas a Tre Croci y las Tres Cimas de Lavaredo. El esloveno cogió una bici con un solo plato y un desarrollo de gravel atrás, con coronas desde los 10 dientes a los 44.

Los viejos esperarían un ataque sensacional con esa máquina nunca vista. Todos los campeones de la historia han sido maniáticos con el material, obsesionados con la última novedad. Pero nada. Más que para buscar la gloria en una cumbre de leyenda, Roglic pareció haber cambiado de bici como prueba para hoy. En meta sacó tres segundos a Thomas, pero no parece que la bici tuviera gran influencia. Su reprís en los últimos metros viene de lejos.

Quizá pensó que hoy corre en casa, porque desde la cima del monte Lussari se ve Eslovenia. Es tierra de frontera. Esta montaña, además de su nombre en italiano, se llama Svete Višarje en esloveno, Mont Sante di Lussari en friulano y Luschariberg en alemán. El Giro es una escuela de historia y geografía.

La etapa que decidirá el ganador del Giro es una contrarreloj especial. Los primeros 11 kilómetros son llanos, antes de los 7,5 de subida. En el kilómetro 9,4 hay un punto para cambiar de bicicleta, antes de enfilar el tramo final. Los primeros cinco kilómetros tienen una pendiente media del 15% con picos del 20%. En el último kilómetro hay otra rampa al 20% con máximos del 22% y se alcanza la meta en un tramo al 16% con piso de cemento.

Después de 19 etapas, todo queda para esta cronoescalada. Mañana, el campeón del Giro será coronado en los Foros Imperiales de Roma.