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Iñaki Izquierdo
Viernes, 12 de mayo 2023, 20:00
En Campo Imperatore, en las alturas del Gran Sasso, se rodaron muchas películas. Un plató natural extraordinario. En la salida, en Capua, el líder era un hombre feliz. Andreas Leknessund (DSM) cruzaba la plaza de Armas con una sonrisa de oreja a oreja. «Todos me ... llaman maglia rosa», decía. Doscientos kilómetros más adelante, solo hubo que retocar un poco el título de la película.
En el Gran Sasso se filmaron escenas de 'El nombre de la rosa' y de 'El desierto de los tártaros'. Y sobre todo se rodaron 'Le llamaban Trinidad' y 'Le seguían llamando Trinidad', de Bud Spencer y Terence Hill, que son italianos y se llaman Carlo Pedersoli y Mario Girotti, respectivamente. Leknessund mantuvo el liderato y hoy lo llevará por cuarta jornada, superando las tres del único noruego maglia rosa hasta ahora, Knut Knudsen, hace 42 años.
El Giro volvía al Gran Sasso, Parque Nacional extraordinario y un puerto que siempre da que hablar. En su cima han ganado López Carril, Pantani o Simon Yates (en la anterior visita), pero en sus inmediaciones se han vivido grandes polémicas como aquellas de los Giros de Moser en los 80, cuando las etapas del Gran Sasso acababan abajo, en la cota mil metros, lejos de los 2.130 de ayer, al sprint, lo que no impedía a los locutores de la RAI extasiarse narrando una etapa «durísima». Una farsa, denunciaban otros. Hinault ganaba igual; Fignon, no.
Trentino como Moser es Davide Bais (Eolo), ganador en en el Gran Sasso al culminar una escapada de 209 kilómetros, junto a Karel Vacec (Corratec) y Simone Petilli (Intermarché), que fue líder virtual durante muchísimos kilómetros cuando la renta estaba por encima de los diez minutos.
La subida al Gran Saso resultó decepcionante. Con un fortísimo viento de cara, los favoritos no se movieron en toda la subida. Evenepoel (Soudal) arrancó en la llegada, pero Roglic (Jumbo) estuvo atento a su rueda. No hubo diferencias. Leknessund llegó en el grupo principal, de 27 ciclistas.
El campeón del mundo va telegrafiando su carrera. Dijo que quería perder la maglia rosa en Lago Laceno y explicó que su próximo objetivo era la crono de mañana, 35 kilómetros llanos como la palma de la mano en Cesena. Dicho y hecho. Hasta el Giro, en toda la temporada del World Tour no había llegado ni una escapada. En cuatro días lo han conseguido dos, ayer con triunfo para un equipo invitado, el Eolo. El Giro viaja al norte. A Leknessund le siguen llamando maglia rosa.
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